Y digo artrópodos y no insectos porque estos bichos –a pesar
de tener 6 patas– no son insectos, aunque están muy relacionados (de hecho
ambos grupos forman la superclase
Hexapoda, que agrupa a las clases
Insecta y Collembola) Los colémbolos
son bichos muy diversos, presentes en todos los continentes –incluida la
Antártida– y probablemente son los animales terrestres más numerosos del
planeta (se habla de más de 60.000 individuos por metro cuadrado) Si no los
vemos habitualmente es porque la mayoría de las especies viven en el suelo, alimentándose
de restos orgánicos en descomposición; basta con meter bajo un binocular el cepellón
de cualquier planta para ver decenas de pequeños colémbolos. Solo unas pocas
especies –pertenecientes al orden Entomobryomorpha–
se dedican a subirse a nuestras plantas y llaman nuestra atención. Como puede
deducirse por el nombre, este orden de colémbolos se parece mucho a los
insectos (por eso los confundimos con los trips), pero vistos bajo un binocular
hay un detalle que los hace inconfundibles. Como podéis ver en la primera
imagen tienen un apéndice en su parte trasera –denominado fúrcula– que nunca aparecerá en un verdadero insecto. Normalmente está
plegada bajo el abdomen, pero cuando el colémbolo se siente amenazado la fúrcula se dispara como un resorte catapultando
al animal, que literalmente sale disparado dando un salto mortal. Este eficaz
mecanismo de salto les sirve para defenderse de sus enemigos –aparte de complicarle
la vida al infeliz fotógrafo aficionado que trata de hacerles una foto tumbado sobre
la arena del invernadero…–.
En cuanto a su importancia en el cultivo, en mi opinión no
es más que un visitante ocasional que no causa ningún daño ni genera ningún
beneficio; vamos, una simple curiosidad. Sin embargo hace un par de años unos
compañeros lo encontraron asociado a pequeños daños en las hojas de plántulas
de pepino, como podéis ver en la cuarta imagen. Según me contaron, no llegaron
a tener claro si las lesiones las habían causado los colémbolos o simplemente
estaban alimentándose de tejido vegetal dañado por otros motivos; en cualquier
caso las lesiones no afectaron para nada al desarrollo del cultivo.
Lo cierto es que hay muy pocas especies de colémbolos herbívoras
y, por tanto, son muy pocas las posibilidades de que se transformen en plaga.
Pero como en todo hay excepciones; la especie Protaphorura
armata (antiguamente conocida como Onychiurus
armatus) fue una plaga de cierta importancia en los cultivos de remolacha
azucarera españoles. De hecho a finales de los 90 los productores castellano-leoneses
realizaron estudios y ensayos para mejorar el control de este colémbolo en sus cultivos (ver
aquí)
Los colémbolos los he visto a veces asociados a los sustratos que acompañan a los enemigos naturales que se sueltan en campo, sobre todo Swirskii, aunque nunca con el pijama aún puesto :))
ResponderEliminarJeje, quizás haya que buscarlos de noche.
EliminarEl colembolo pijama, el trips pijama, acuestate ya entomofilo que aburres a las ovejas pijama
ResponderEliminar¡¡¡Cuanto tiempo!!! Me alegro de verte por aqui... Ya te echaba de menos
EliminarSuele pasarle a las mejores queserías que atraídas por su agradable aroma acuden hasta las ratas, por no es problem porque sus exquisitos quesos no están a su altura, inalcanzables para ellas, por lo que salivan se ciscan y con las mismas se largan. Es inevitable. Pero volverán.
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