Los primeros en los que nos fijamos son los hoy famosos ácaros de terciopelo –de los que ya se
habló aquí–.
A estas alturas parece claro que su aparición en un cultivo de pimiento es una afortunada
coincidencia, pues su capacidad de acabar con plagas –y depredadores– nos es
muy útil; pero esta vez se trata de una auténtica invasión en el melón recién
plantado que podéis ver en la primera foto. La plantación se realizó sin haber
tratado el cultivo anterior
y tras apenas unas horas del arranque del pimiento. Como podéis ver el ataque
de trips era importante, pero la cantidad de ácaros de terciopelo que pululaban
en las plántulas de melón también (no es exagerado hablar de 3 o 4 por planta,
y quizás me quede corto) Como veis en las fotos –tomadas el 26 de marzo– había
tanto adultos como juveniles de ácaros y no solo se estaban dedicando al trips,
sino que también estaban atacando a otras plagas.
En el cultivo había muy poca mosca blanca, un poco de
submarino y algo de pulgón; además de miles de trips, pero la cantidad de cadáveres de F. occidentalis era enorme. Y no sólo
debido a la acción de los ácaros, porque –como podéis ver en la segunda foto–
los Orius que sobrevivieron al
arranque habían ocupado gran parte de las flores del melón y también estaban
haciendo su trabajo. ERREKERRE –que
era quien me había llevado a la finca– pensaba que lo mejor era aprovechar
estos auxiliares y yo estaba de acuerdo con él; tal y como estaba el cultivo,
lo lógico es que entre el Orius y los
ácaros acaben con el trips (sobre todo si les ayudamos colocando unas placas
azules) Después no habrá que esperar gran cosa de los chinches, porque la
presión de los ácaros sobre las jóvenes ninfas será altísima; y cuando se
queden sin comida también los ácaros de terciopelo desaparecerán –como suelen
hacer siempre hacía el final de la primavera–. Entonces será el momento del A.
swirskii, que entre pitos y flautas tardará unas semanas en liberarse en el
cultivo. Mientras, un tratamiento con flonicamid (TEPPEKI) y ciromazina
(TRIGARD) mantendrá el resto de las plagas a raya… Así se ha hecho y la cosa
marcha muy bien, con las plantas de melón casi limpias de trips una semana despues del transplante. O sea, que
empezamos un melón plantado a finales de marzo sin tratar a lo bestia para las
principales plagas de la zona; algo impensable hace unos años.
Claro que las plagas de nuestros cultivos han cambiado mucho
en los últimos años. Unas han tomado más importancia, otras han perdido
presencia, y además han aparecido plagas nuevas. De hecho no cesan de aparecer
nuevas especies de insectos herbívoros alimentándose en nuestros invernaderos.
De hecho, también ERREKERRE me
enseñó a los pocos días un ataque en pepino de una especie plaga que aún no
habíamos visto en hortícolas; aunque no hay que alarmarse, porque en principio
no parece nada importante… Como veis en la foto se trata de un cultivo viejo de
pepino en un invernadero situado junto a un huerto. Los olivos del huerto
tenían un tremendo ataque de cochinilla; pero esta vez la especie plaga no es
la típica carrapeta negra del olivo (Saissetia
olerae) sino otra especie muy cercana: Saissetia coffeae, la carrapeta
semiesférica –una plaga muy habitual en ornamentales que también puede atacar
al olivo–. Estas especies pertenecen a la familia coccidae –emparentada con las cochinillas algodonosas (la famila pseudococcidae) que son ya
habituales en los cultivos de invernadero–; y funcionan más o menos igual, con
la diferencia de que la hembra después de hacer el ovisaco permanece sobre él, evolucionando
en un escudo duro que –tras su muerte– protegerá a los huevos de los
depredadores. Como podéis ver en las fotos, S. coffeae se había establecido en
el cultivo, pues podían verse individuos en todos los estados de desarrollo;
aunque eso sí, sólo se localizaban en las plantas cercanas a los pasillos de
servicio del invernadero.
Pero estos nuevos adversarios no habían llegado solos…
Tenían la ayuda de un viejo conocido, el formícido Tapinoma nigerrimum,
cuyas columnas de obreras –como podéis ver en la cuarta foto– podían verse por
los pasillos del invernadero en cuestión. Ya hemos hablado de esta hormiga en más de
una ocasión: La vimos pastorear pulgones y atacar los tallos tiernos de las
berenjenas aquí
y pastorear a Phenacoccus solani –la
cochinilla algodonosa del pimiento– aquí;
y ahora –como muestran las fotos– ha aparecido pastoreando a S.
coffeae. Las plantas con cochinillas estaban llenas de obreras, todas
ellas muy interesadas en todos los estadíos de los homópteros. Me parece a mí
que vamos a tener algún dolor de cabeza con esta especie de hormiga
–perfectamente adaptada a vivir en suelos arenosos y secos, como son nuestros
enarenados– en los próximos años… Por cierto, en vista de la conducta de las
hormigas en este invernadero no solo habrá que vigilar el suelo, pues parece
ser que T. nigerrimum es una excelente
funambulista, muy capaz de desplazarse por los alambres del emparrillado.
Y para rematar la colección mis compañeros de trabajo han
detectado varios casos de Platynotta stultana (los primeros en
mi empresa) en apenas unas semanas. Ya
se ha hablado de ella en el blog (ver aquí)
y el compañero HYMENOPTERA se curró
un magnífico artículo sobre ella en el número
1 de la revista; así que no voy a decir nada más, salvo que cada vez
aparece con más frecuencia en los cultivos de pimiento. Eso sí, aprovechando
que ahora dispongo de los medios, aprovecho para colgar un video donde puede
verse un detalle del comportamiento de las larvas que puede resultar útil a la
hora de hacer un diagnóstico preliminar en campo. Las larvas de Platynotta
se defienden muy enérgicamente al ser
molestadas, retorciéndose para escapar de un posible depredador. Hacer algo
parecido a lo mostrado en el video puede sacarnos de dudas cuando la vemos en
el campo.
En fin… Como veis ha sido una semana santa con un montón de
cosas cada vez menos raras…
Gracias nuevamente por brindarnos esta oportunidad de observar estas pequeñas criaturas a nivel del ojo perceptible, con tanta apreciación. Un abrazo.
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