Pues resulta que estas malas hierbas se llenan en primavera de colonias de pulgones como la de la segunda foto –es la primera que veo este año– En concreto se trata de la especie Uroleucon sonchi. Como se puede deducir por el nombre (aquel que todavía se acuerde del latín del instituto) es un pulgón que sólo vive sobre estas plantas y no afectará para nada a nuestro cultivo. Por raro que parezca, estos bichos no abandonarán su cerraja aunque este rodeados por hectáreas de cultivos tiernos, perfectamente abonados y llenos de nutritiva savia.
En agricultura nos las tenemos que ver con especies de pulgones polífagos. Estas especies se han adaptado a vivir sobre plantas muy diferentes, pues están dotados de un completo arsenal genético capaz de resistir las defensas de muchas especies vegetales. Afortunadamente para nosotros, estas adaptaciones no son muy abundantes entre los pulgones, y solo hay unas cuantas decenas de pulgones polífagos entre las más de 4.000 especies conocidas de áfidos.
Entonces… ¿Cómo afectará a nuestro cultivo que las cerrajas del invernadero, la banda o el baldío se llenen de Uroleucon sonchi? Pues en mi opinión es bueno. Este pulgón no afectará a nuestra plantación, pero atraerá gran cantidad de depredadores y parásitos, con la ventaja añadida de que es parasitado sobre todo por Aphidius ervi. Está especie de Aphidius (más rara y más grande que el conocido A. colemani) es capaz de parasitar a las especies de pulgones-plaga de mayor tamaño (Macrosiphum euforbiae y Aulacorthum solani) a los que el Aphidius que compramos no puede parasitar. Resumiendo, una cerraja bien cargada de Uroleucon es una magnifica planta banker, que además sale gratis.
Pero claro, hay que estar seguro de que lo que hay en la cerraja en cuestión es esta especie de pulgón, porque otras especies pueden vivir también en estas plantas… Afortunadamente Uroleucon sonchi es muy fácil de distinguir con un cuentahílos normalucho, como podéis ver en la tercera foto. Aparte de sus antenas y sifones largos, de sus patas ralladas y su cuerpo de color violeta brillante, la cauda (el “rabito” que tienen todos los áfidos encima del trasero) es larga y de un inconfundible color blanco. Así que esta primavera, si en las cerrajas que han crecido entre las sandias o los melones cerrados veis un montón de pulgones, miradles el culo antes de correr a sulfatar, que si tienen el “rabito” blanco no hay que preocuparse por ellos y a lo mejor hasta nos hacen un favor.