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miércoles, 31 de diciembre de 2014

Levante, frio, ilusión y esperanzas.

Terminamos el año con vientos secos de levante, y con ellos llegó el esperado y deseado frío. Ya hablamos alguna vez en el blog de la peligrosa combinación de bajas temperaturas y humedades relativas bajas (ver aquí); antes de ayer, mientras iba saltando bancales y comprobando como el levante estaba bajando la humedad en los invernaderos, teníamos la mosca detrás de la oreja y con la gélida noche del 29 al 30 nos temimos lo peor. En las zonas frías de nuestro campo (Berja, Nijar, las Cañadas del Poniente,...) la helada fue importante, como muestra la primera foto, tomada en Las Norias y que me ha llegado por WhatsApp. Dice el refrán que nunca llueve a gusto de todos; y -evidentemente- tampoco hiela... El frío que todos estábamos esperando ha afectado a algunos cultivos -ya veremos cuánto y a cuántos-, valga la segunda foto para ilustrarlo; como siempre que pasan estas cosas, hay quién con esto habrá acabado su campaña, quién pasará luchando las próximas semanas por intentar recuperar su cultivo, quién lo conseguirá y quién fracasará; y también quiénes esperan que estos fríos suban los precios, dejar de menear tantos kilos, empezar a menear más euros y salvar la campaña a pesar del veto ruso, de la devaluación del rublo y de la competencia de turcos, marroquíes e israelitas. Así es este negocio, y así ha sido siempre...
En fin, un nuevo año empieza y con él una nueva ilusión y una nueva esperanza. ¡Y qué nunca falte en el campo esa ilusión y esa esperanza!... porque el trabajo y los problemas en la agricultura siempre los tenemos asegurados. Feliz año nuevo a todos los que caminan debajo del plástico, y a todos nuestros compañeros de los frutales y el aire libre, a los que nos leen desde España y a los que lo hacen desde otros continentes, con otros climas y otros acentos. A todos, estos humildes blogeros les desean un feliz y prospero 2015.

viernes, 26 de diciembre de 2014

PeVYV. Recuento de bajas.

Hace dos meses hice un post sobre pimientos y pulgones (ver aquí) donde hablaba del peligro que entrañaba la presencia de colonias de Aphis gosypii enano en los pimientos, por ser en mi opinión esta especie la principal y más eficaz transmisora del PeVYV, un polerovirus transmitido por pulgones de forma persistente que disparó todas las alarmas hace dos años, aunque luego fuera eclipsado por el omnipresente Nueva Delhi. Sin embargo los pimenteros no debemos olvidarlo nunca, y menos en años como este, en los que las temperaturas altas de noviembre aumentaron la frecuencia y la intensidad de los últimos vuelos de pulgón. En ese post afirmaba que es necesario realizar tratamientos preventivos contra pulgón cuando en una zona se detecta la primera colonia de Aphis gossypii enano, y que en mi opinión debía ser la pimetrocina en riego el producto utilizado. En los comentarios de aquel post hubo quién me reprochó tratar por tratar, e incluso quién alertó de un cierto viraje de entomofílico hacia la lucha química... Dos meses después, estoy ya en condiciones de valorar si aquella decisión mía de tratar preventivamente contra pulgón en toda mi área de trabajo fue o no acertada.
En la zona de la que hablo, que no es otra que el área de Tierras de Almería y San Agustín, visito 12 fincas de pimiento, y -como podéis ver en la imagen- en 8 de ellas se han observado plantas con síntomas más o menos evidentes de PeVYV; o sea, han aparecido síntomas en aproximadamente un 70% de los cultivos. Se han analizado plantas con síntomas de todas las fincas en el Laboratorio de Sanidad Vegetal de La Mojonera -concretamente las que salen en las fotos- y en todas se ha detectado la presencia del PeVYV.
Si tenemos en cuenta la localización, la intensidad del ataque y los pulgones observados en cada cultivo, también se pueden extraer algunas conclusiones... Para empezar en la mayoría de los casos la incidencia del virus ha sido bastante baja, y solo en una finca podemos hablar de un número significativo de plantas infectadas. Todas las fincas donde apareció el virus se sitúan en la parte norte, en la zona orientada hacía la Cañada de Las Norias (Chozas de Redondo, Soto de Las Machorras, El Hornillo,...). De todas las fincas donde apareció el PeVYV, tan solo en tres de ellas se vieron colonias pequeñas de pulgón, y la especie observada fue siempre Aphis gossypii (concretamente en la finca 3 fue donde apareció la primera de ellas, la que disparó las alarmas y propició mi post anterior) En otras dos fincas se vieron colonias bastante desarrolladas de Myzus persicae, pero en ninguna de ellas han aparecido plantas de PeVYV. En la finca 1 se retiraron las mallas de las ventanas para incrementar la ventilación del invernadero. En la finca 8 se cambió el plástico a principios de noviembre.
 Con todos los datos sobre la mesa cabe señalar:
.- La zona de mayor riesgo ha sido la más cercana a la Cañada de Las Norias, esto coincide con lo que vimos hace dos años, cuando los casos más graves se concentraron también en este área (ver aquí, concretamente en la página 6) Pudiera ser simple casualidad, pero también puede ser que este hecho esté relacionado con la presencia de reservorios naturales del virus en ese área.
.- Al menos en mi zona, los problemas siempre se relacionan con la especie Aphis gossypii, pero NO es necesario la aparición de colonias de pulgón para que aparezca el PeVYV. La capacidad infectiva de las aladas de esta especie de pulgón es tan alta que una entrada de aladas en el invernadero origina la aparición de plantas viróticas. La situación es similar a la que se observa en otros virus de transmisión persistente (TSWV, TYLCV, ToLCNDV) donde no es necesario la presencia de poblaciones altas de insecto vector para la aparición de síntomas. Si se hubiera esperado a la aparición de colonias de Aphis gossypii para iniciar los tratamientos, sin duda los daños por PeVYV hubieran sido mucho mayores.
.- La mayor presencia de virus parece estar muy relacionada con las condiciones de hermeticidad del invernadero. Sin ser demasiado altos, los mayores niveles de virus han aparecido en las fincas en que se redujo la hermeticidad durante el periodo de mayor riesgo. A mi juicio parece claro que este el el principal factor y sobre el que hay que trabajar más a fondo a la hora de prevenir la aparición de este virus.

Pues eso, que después de dos meses y tras analizar los resultados de mi estrategia, sigo en mis trece. El binomio PeVYV-Aphis gossypii es un riesgo muy a tener en cuenta en los cultivos de pimiento, especialmente en años de otoño demasiado cálido en los que los últimos vuelos de pulgón pueden ser muy destructivos. Más vale dar algún tratamiento extra de pimetrocina por riego, que lamentar pérdidas elevadas por virus en los cultivos. Eso sí, hay que tener en cuenta que los tratamientos minimizarán las pérdidas, pero no las evitarán; mientras el pulgón alado ingiere la cantidad de materia activa suficiente para dejar de alimentarse, infectará de virus esa planta. Mucho me temo que en los otoños demasiado cálidos, siempre veremos algunas plantas con frutos anaranjados en nuestros cultivos de pimiento...

martes, 23 de diciembre de 2014

Alcachofas ecológicas en la Sierra de Gador.

Hace algún tiempo un amigo me habló de una plantación de alcachofas en ecológico que crecía en la Sierra de Gádor -la que podéis ver en la primera imagen-, donde había visto en sus últimas visitas técnicas algunos curiosos escarabajos. Uno de ellos le tenía bastante mosqueado, pues abundaba enormemente en las alcachofas, así que -como conoce mi afición por los bichos de seis patas- capturó algunos ejemplares y los bajó hasta el llano para que les echara un vistazo. Cuando vi a los coleópteros de marras, mis sospechas se confirmaron; se trataba de una plaga menor de este cultivo, que en ecológico podría llegar a ser un problema... Tenía muchas ganas de subir a fotografiarla, pero entre unas cosas y otras no hubo manera; las auditorías, las visitas de clientes y el propio trabajo técnico no me dejaban tiempo para mis desvaríos entomofilicos. Acabado noviembre y con las obligaciones laborales más resueltas, la semana pasada pude escaparme una tarde a disfrutar de un poco de cultivo al aire libre, justo a los pies de las montañas y armado con mi cámara. Las temperaturas han bajado ya mucho y costó trabajo encontrar a los escarabajitos que buscábamos, pero mientras aparecieron pude fotografiar algunas otras especies, y con el resultado de este safari me he currado este post.
Lo primero que me crucé fue esta bonita pareja de escarabajos haciendo de las suyas en lo que creo que es una hoja de pamplina o hierba gallinera (Stelaria media) Se trata del crisomélido Chrysolina grossa -también llamado en otras publicaciones Chrysomela grossa o Melasoma grossa- un inofensivo insecto habitual de la vegetación adventicia europea. Es fácil confundirlo -a mí mismo me pasó- con su primo Chrysomela populi que es muy parecido, pero éste en vez de dedicarse a la vegetación espontánea se dedica a cargarse los chopos de media Europa.
Mientras que en las alcachofas no se veía ni una, las malvas y las cerrajas que crecían entre ellas estaban absolutamente llenas de mosca blanca. A estas alturas de año y en plena sierra, la especie de mosca blanca que podemos encontrar es Trialeurodes vaporariorum, mucho más resistente a las bajas temperaturas que la más conocida Bemisia tabaci. Es fácil diferenciarla por la disposición de sus alas, que en vez de formar el típico tejadillo se disponen planas, paralelas al suelo. Había muchos adultos y unos pocos huevos, algunos ya cercanos a la eclosión (se distinguen muy bien por su color negro), pero no había ni una sola ninfa... Yo diría que las moscas blancas habían salido hacía relativamente poco tiempo de alguno de los invernaderos cercanos (que alguno había entre las fincas de frutales y los cultivos de aire libre) y que preferían las hojas tiernas de las malas hierbas a las asperas hojas de las alcachofas rebrotadas. Allí pasarán los días más fríos del año en forma de pupas y, cuando alarguen los días, volverán a entrar en los cultivos de invernadero... Un claro ejemplo de la enorme diferencia que existe, a la hora de servir de refugio a las plagas, entre las plantas perennes y las malas hierbas, y de porque es tan importante el estudio de la vegetación arbustiva autóctona y el diseño de bosques-isla con las especies más adecuadas.
Las alcachofas habían soportado un impresionante ataque de pulgón, pero ya no quedaba ni un solo áfido en el cultivo. Lo que si estaba aún por allí era la responsable de su desparición, que no era otra que la mariquita de Adonis, Hippodamia variegata. Este coccinélido, menos famoso que la mariquita de siete puntos y más sensible a los pesticidas, es muy habitual en nuestro medio y aparece rápidamente sobre las colonias grandes de pulgón al aire libre. La población era aún enorme, aunque no sé que tal pasará lo más crudo del invierno sin presa...
No era el único auxiliar que encontramos en las berenjenas. También encontramos a este pequeño ácaro torbellino correteando por los pedúnculos de las hojas de alcachofa. Los anístidos son unos pequeños ácaros depredadores de los que hablamos hace mucho tiempo en el blog (ver aquí) Suelo encontrármelos en cultivos de pimiento y berenjena, pero con las temperaturas que tenemos bajo el plástico se mueven tan deprisa que nunca había podido hacerles una foto decente... Con el frío de la sierra no parecían tan ágiles, y tuve oportunidad de hacerles algún retrato medio digno de recibir ese nombre.
Y por fin, después de mucho buscar, encontramos un ejemplar del escarabajo que nos había hecho subir las cuestas de la Sierra de Gador. Se trata del crisomélido Cassida deflorata, considerado una plaga menor de la alcachofa, pero que en ecológico y con poblaciones altas puede afectar bastante a las hojas. Se trata de un escarabajito de color verde, con un curioso borde en el pronoto y los élitros que le da el aspecto de un casco de guerra antiguo. Cuando está parado sobre la hoja, este borde lo hace inmune a sus depredadores, y disimula totalmente su aspecto de escarabajo, aunque como tal, debajo de los élitros hay un par de alas que le permiten volar sin mucha gracia, pero con gran eficiencia. A estas alturas de año la mayoría de los adultos habrán buscado ya un refugio en el suelo para pasar el invierno, y será en la primavera cuando aparezcan sus larvas espinosas y podamos valorar la intensidad de los daños... En fin, volveremos a subir a la Sierra de Gádor en primavera; seguro que el próximo safari me da para varios post.

lunes, 22 de diciembre de 2014

Saltamontes berenjeneros

La semana pasada me acerque con un colega técnico a un invernadero de berenjenas en control integrado, situado muy, muy cerca del Parador de la Hortichuelas, junto a una de las pocas manchas de vegetación litoral que quedan en la costa del Poniente Almeriense -fuera del Paraje Natural Punta-Entinas Sabinar-. En las plantas de berenjena habían aparecido marcas evidentes de la alimentación de algún herbívoro junto con excrementos alargados sobre las hojas; incluso algunas hojas habían sido devoradas casi por completo -como podéis ver en la primera imagen-. A pesar de no haber visto ni esos síntomas ni esos rastros nunca, no había ninguna duda de quienes eran los responsables; nada más entrar en la finca algunos adultos de saltamontes brincaban al sentir la vibración de nuestros pasos y era relativamente fácil descubrir sobre las plantas a otros adultos alimentándose de ellas. Las berenjenas habían sido atacadas por la plaga agrícola más antigua de todas las que ha sufrido la humanidad, la única citada en la biblia y la que ha pasado al imaginario colectivo como una de las peores pesadillas del hombre.
Los saltamontes forman parte del orden Orthoptera, uno de los más extensos de los insectos y un gran desconocido para mí que -como técnico agrícola especializado en hortícolas- suelo centrarme más en los ordenes Hemiptera (chinches, moscas blancas, pulgones) y Lepidoptera (mariposas y polillas). Los ortópteros se dividen en dos grandes grupos, los grillos (suborden Ensifera) y los saltamontes (suborden Caelifera), que pueden diferenciarse fácilmente por algunos detalles, siendo el más fácil que los grillos tienen unas antenas muy largas -casi tan largas como su cuerpo- mientras los saltamontes tienen las antenas mucho más cortas. Son insectos hemimetábolos -sin metamorfosis completa- en los que las ninfas se parecen mucho a los adultos. Tienen un aparato bucal masticador -muy primitivo,pero enormemente eficaz- y la mayoría son herbívoros, porque -aunque parezca mentira- también hay especies depredadoras. La reproducción es sexual, y los huevos se depositan agrupados e inmersos en una espuma que se solidifica en contacto con el aire formando una ooteca. El gregarismo es algo muy habitual en la mayoría de las especies, llegando al máximo en algunas langostas que en su forma migratoria se agrupan en nubes de millones de individuos que se desplazan al unisono arrasando toda la vegetación de las zonas por donde pasan.
Pero antes de asustarnos habrá que identificar al saltamontes berenjenero, y -siguiendo estas claves dicotómicas de los ortópteros almerienses- yo diría que el susodicho pertenece al género Heteracris, y que muy probablemente se trate de Heteracris littoralis, un celífero de la familia Acrididae (con mi pobre experiencia en este orden, hubiera necesitado encontrar a un macho para poder estar completamente seguro). Si estoy en lo cierto, en principio no se trata de una especie peligrosa para los cultivos; H. littoralis es un habitante típico de las áreas litorales de todo el Mediterráneo y era muy común en España, pero la destrucción de los hábitats del litoral español -propiciada por años de burbuja inmobiliaria- le ha convertido en una especie en retroceso, y casi en peligro. Dado que solo devora las hojas, sin afectar a flores ni a frutos, no resulta ningún problema en un cultivo como la berenjena, donde los deshojados son habituales. En áreas mas secas del Mediterráneo parece que si puede afectar a algunos cultivos, sobre todo leguminosas pratenses, y en la web se pueden encontrar algunos trabajos en Egipto sobre como controlar a esta especie con insecticidas biológicos de bajo impacto (Neem y polvo de diatomeas)
Otras especies de ortópteros habituales de Almería si pueden dar problemas más serios, en especial la llamada langosta marroquí (Dociostaurus maroccanus) que ha causado historicamente problemas graves en algunas zonas de España (ver aquí y aquí), y de la que incluso tuvimos un brote en el Poniente no hace mucho (ver aquí); así que nunca hay que bajar la guardia con las plagas bíblicas.

domingo, 21 de diciembre de 2014

Cambio climático--Wind of change

Paseándome he estado toda la mañana por la campiña sevillana. Tanto en Arahal, como en Marchena, en El Viso y todos los alrededores pululan las cigüeñas como si fuera verano. Un 21 de diciembre, muy lejos aún del "por San Blas la cigüeña verás". Parece que los animales se percatan de que algo está cambiendo en el clima y modifican poco a poco su comportamiento migratorio. ¿Todos? No, Al menos algunos cenutrios de dos patas no se coscan.

viernes, 19 de diciembre de 2014

Microclima y ceniza en pimiento

Posiblemente el mejor trabajo que hay sobre el microclima donde mejor se desarrolla la ceniza (Leveillula taurica) en el pimiento sea éste: Elad et al. 2007.
En resumen viene a decir:
  • La germinación de las esporas se produce entre 10 y 37 ºC y 75-85 % de HR (humedad relativa)
  • La colonización miceliar tiene lugar entre 15-25 ºC y 50-70 % de HR
  • La severidad está positivamente correlacionada con la duración de las temperaturas entre 10-15 ºC y la humedad de 85-95 % de HR
  • La caida de las hojas está positivamente correlacionada con temperaturas mayores de 20 ºC y menores de 13 ºC, y una humedad cercana al 75 %
  • La caida de las hojas está negativamente correlacionada con la duración de temperaturas entre 13 y 19 ºC, y una humedad del 75-95 %.
Nosotros no podemos luchar contra esta enfermedad modificando las condiciones del invernadero, pero bueno es saber cuando empieza el peligro para empezar a tratar, y si no, variedades resistentes.

lunes, 15 de diciembre de 2014

Todo está conectado (Capítulo 2) La irrupción en pimiento de la araña roja.

Ultimamente vemos con frecuencia ataques salvajes de araña roja en los pimientos bajo control integrado de los invernaderos de Almería. Normalmente la única explicación que se da a este hecho incuestionable es la pérdida de eficacia del acaricida estrella de los últimos años en pimiento, que no es otro que el espiromesifeno (Oberon), junto con la pérdida de eficacia del acaricida por excelencia desde hace décadas, que no es otro que la abamectina (Vertimec y otros)[1]. Pero yo -que quizás me coma demasiado el tarro- no estoy del todo satisfecho con esta explicación... A fin de cuentas, antes de que el Oberon apareciera en el mercado estábamos ya haciendo control integrado, y en el 2007 y el 2008 no solo NO teníamos problemas de araña roja, sino que las colonias incipientes que aparecían en nuestros cultivos de pimiento las controlaba el Amblyseius swirskii; hasta tal punto era eficaz este control indirecto, que dejamos de preocuparnos por los tetraníquidos en este cultivo. Y eso a pesar de que nuestro A. swirskii no es precisamente un gran depredador de araña roja, pues prefiere alimentarse de cualquier otra presa; incluso le gustan más las esquivas y aguerridas larvas de trips que las tranquilas ninfas de Tetranychus (ver aquí) Por otra parte, los problemas con arañas rojas en cultivos con control integrado se están concentrado sobre todo en el pimiento, mientras que en el tomate en integrado apenas hay problemas dignos de mención, a pesar de que el acaricida compatible más empleado es el spiromesifeno; y eso que históricamente -cuando aún no había aparecido el virus de la cuchara por Europa- la araña roja era uno de los principales hándicaps para hacer tomate bajo control integrado, hasta el punto que las casas de auxiliares trataron de desarrollar -sin mucho éxito- una línea específica para tomate de Phytoseiulus persimilis (ver aquí) En mi opinión algo más tiene que estar pasando para que los cogollos de nuestros pimientos se estén llenando de telarañas...
Para empezar, en los últimos años ha habido un cambio radical en los insecticidas que usamos en el cultivo de pimiento[2]. Si antes iniciábamos el cultivo de pimiento con varios tratamientos seguidos con abamectina (Vertimec y otros) contra ácaros fitófagos, piridaben (Sanmitte) contra moscas blancas y spinosad (Spintor) contra orugas, ahora nos hemos desplazado hacia otros productos, utilizando en los primeros tratamientos emamectina (Affirm) -o diréctamente diamidas- contra orugas y acetamiprid (Epik) o tiacloprid (Calipso) -ambos neonicotinoides con bajo impacto sobre los OCBs- contra mosca blanca y contra esas plagas cada vez menos secundarias, como en su día lo fue la cochinilla algodonosa y ahora lo es ese mal bicho del pulgón que, desde la aparición del PeVYV, se ha convertido en una gran preocupación para los pimenteros almerienses. Muchos pensarán que esto poco tiene que ver con la araña roja, pues en todo momento se ha mantenido la abamectina, que es un acaricida específico; pero las cosas no son tan sencillas. Si repasamos las materias activas con acción acaricida -por ejemplo en esta revisión sobre el tema, cuyas conclusiones he resumido en el cuadro de la segunda imagen- encontramos que el piridaben (Sanmitte) es un acaricida específico y que el spinosad (Spintor) tiene una acción contra tetraníquidos nada despreciable; o sea, hemos pasado de tratamientos preventivos con tres productos acaricidas con distinto punto de acción a centrar toda nuestra estrategia preventiva en la abamectina (Vertimec). Además, para controlar los ataques de mosca blanca después de las sueltas de auxiliares, antes utilizabamos -mezclado con los jabones- el azadiractin (Aling y otros), pero desde su aparición en el mercado lo sustituimos por el spiromesifeno (Oberon), mucho más específico y eficaz y -precisamente por ello- con un alto riesgo de generar resistencias en las plagas díana. Pues bien, el azadiractín (Aling y otros) tiene una actividad acaricida nada despreciable y -debido a sus múltiples puntos de acción- un riesgo casi nulo de que aparezcan resistencias; su sustitución por el spiromesifeno (Oberon) mejoró en un principio el control de arañas rojas, pero su alta especificidad ocasionó a la larga la falta de eficacia que actualmente todos observamos y sufrimos en el campo[3]. Súmese a esto el efecto secundario sobre las poblaciones de A. swirskii de ambos productos (que no es tan parecido como se piensa), y añádase el efecto negativo sobre las poblaciones del ácaro depredador del par de pases con spirotetramat (Movento) que damos en todos los pimientos, y es fácil comprender porque las poblaciones actuales de A. swirskii no son capaces de controlar con eficacia las colonias incipientes de Tetranychus spp. de nuestros pimientos.
Pero aún queda un efecto sin valorar, que deriva de la utilización de neonicotinoides antes de la suelta de los OCBs y -por tanto- de la presencia de niveles subletales y de metabolitos de estas moléculas en las hojas de nuestros pimientos bajo control integrado. El efecto favorable de los niveles subletales de neonicotinoides sobre las poblaciones de ácaros tetraníquidos -en un claro ejemplo de hormesis- es un asunto poco difundido entre técnicos y agricultores, aunque es uno de los temas más controvertidos y estudiados por la entomología aplicada durante la última década. Desde su aparición a principios de los 90 del pasado siglo, los neonicotinoides se mostraron como una excelente herramienta para el control de plagas, especialmente de homópteros, así que fueron rápidamente introducidos en los programas de control químico a lo largo y ancho del mundo; pocos años después de su autorización en los USA, comenzaron a detectarse aumentos de la población y los daños debidos a ácaros tetraníquidos, algunos de los cuales llegaron a la literatura científica (los primeros en 1998 en Colorado y en 2001 en Washington) Este último caso propició una investigación de entomólogos de la Universidad Estatal de Washington, que culminó en la publicación en 2002 de un artículo donde afirmaban que el imidacloprid, aplicado de forma foliar o por riego, aumentaba la fertilidad de Tetranychus urticae (ver aquí) El contrataque Centroeuropeo no se hizo esperar, y en el 2004 científicos de la Universidad de Hanover[4] publicaban un artículo (ver aquí) donde afirmaban que en sus experimentos no observaron efecto alguno sobre la fertilidad de T. urticae tras la aplicación de ninguno de los 4 neonicotinoides utilizados en agricultura (aunque el artículo no está disponible en la web, los trabajos de este grupo pueden verse en profundidad en esta tesis doctoral, expuesta en 2006), y más tarde publicaron otro trabajo, esta vez centrado en el imidacloprid (ver aquí), donde seguían sin encontrar relación entre las aplicaciones de neonicotinoides y la fertilidad de la araña roja. Sin embargo, para el 2004 entomólogos americanos de la Universidad de Maryland describían ataques severos de tetraniquidos en abetos después de ser tratados con imidacloprid (ver aquí), y el tema empezó a preocupar seriamente a los norteamericanos. En el 2008 llegan refuerzos para ambos bandos, por un lado entomólogos italianos de la Universidad de Padua aseguraban no encontrar influencia sobre araña roja (ver aquí) y se sumaban a los alemanes, mientras que entomólogos chinos de la Universidad del Suroeste de Chongquing afirmaban que los niveles subletales de imidacloprid adelantaban y aumentaban la fertilidad de las hembras de Tetranychus cinnabarinus e incrementaban el tamaño de los huevos (ver aquí), sumándose así a los americanos. Por aquel entonces se estaba utilizando masivamente imidacloprid para tratar de eliminar una plaga de escarabajos de los olmos neoyorquinos, lo que produjó un espectacular aumento de los problemas con Tetranychus schoenei, lo que propicio un trabajo conjunto de entomólogos de las Universidades de Maryland e Itaca cuyos resultados se publicaron en 2011 (ver aquí), donde se afirmaba que las presencia en las hojas de residuos de neonicotinoides incrementaba la fertilidad de las hembras. A raíz de estos estudios, el todopoderoso USDA -el ministerio de agricultura norteamericano- tomó cartas en el asunto e inicio un ambicioso proyecto de investigación que aún no ha concluido (ver aquí) A todo esto, los americanos siguieron tabajando en el tema, y en 2013 se publicó una investigación conjunta de las Universidades de Texas y Maryland, donde se afirma que las aplicaciones de tiametoxam, clotidianim e imidacloprid alteran los niveles de fitohormonas y desactivan los mecanismos vegetales de defensa contra artrópodos en algodón, maíz y tomate, disparando así las poblaciones de arañas rojas (ver aquí) La acumulación de evidencias científicas a favor de que la presencia de dosis subletales de neonicotinoides en la hoja favorece el desarrollo de los tetraníquidos es ya abrumadora; y en cultivos donde es imposible prescindir del uso de neonicotinoides, como es el caso de los cítricos -donde son indispensables para controlar el minador- este efecto sobre los tetraníquidos es conocido, asumido y tenido muy en cuenta.
¿Son imprescindibles las aplicaciones de neonicotinoides en nuestros cultivos de pimiento en control integrado?... A mi personal, particular e intrasferible juicio, NO; pero el caso es que si se realizan se está favoreciendo el desarrollo de la araña roja, sin que dispongamos de acaricidas compatibles y eficaces registrados en este cultivo[5] La alternativa no es otra que el control biológico de arañas rojas, exactamente la misma respuesta que propone en cítricos el IVIA valenciano (ver aquí, o en su totalidad aquí). Para ello disponemos de dos ácaros depredadores cuya combinación ha probado su eficacia en numerosas ocasiones -si se hacen las cosas bien-: Neoseilus californicus y Phytoseiulus persimilis. Pero ojo con la integración de los tratamientos -el espiromesifeno (Oberon) es tóxico para Ph. persimilis- y con su utilización en cultivos donde la población de A. swirskii es escasa -hay una clara depredación intergremial de N. californicus sobre A. swirskii-. Esto del control integrado es así; en cuanto cambias un par de detalles las cosas no tienen porque seguir saliendo igual... No hay que olvidarlo nunca: En control integrado TODO ESTA CONECTADO.


[1] En mi opinión, la bajada de eficacia de la abamectina era algo de esperar, después de años de tratamientos sistematicos en los cultivos en control químico buscando un efecto contra las larvas de trips, efecto que -también en mi opinión- no era más que una leyenda rural.
[2] Por no hablar del tema del azufre, que ya nadie parece querer usar y que he dado casi por perdido.
[3] Aunque -evidentemente- no solían comentarlo, ni en sus mejores tiempos el espiromesifeno -ni ninguna de las materias activas de esta familia- tenía una eficacacia muy alta con temperaturas invernales bajas. En otro tiempo hubiera puesto el enlace a la revista técnica que editaba y publicaba en red Bayer, con completísimos informes técnicos sobre sus moléculas, para atestiguar mi afirmación, pero desgraciadamente todos los artículos de esa revista han desaparecido de la internet pública... Cosas del marketing ¡Qué le vamos a hacer!
[4] Sin animo de malmeter, puede ser de interés para el lector comprobar en el artículo la filiación de los investigadores responsables...
[5] La otra materia activa compatible que podría ayudarnos a controlar arañas rojas en pimiento sería el fenbustaestan, pero aunque en la base de datos del MAGRAMA aún es posible encontrar el registro del Torque (BASF) hace años que no se comercializa. En otros cultivos si existen alternativas compatibles, como pueden ser el hexitiazox en pepino y el clofentezin en tomate.

sábado, 13 de diciembre de 2014

Más kilos--Prayer in C

No doy crédito a lo que escucho y leo que dicen presidentes y comerciales: que hay que producir más kilos. Y estoy expectante a ver si nos dicen como se hace eso. En los ochenta para pimientos sembrados a últimos de junio se conseguían para la navidad unos 5 kilos, poco menos que ahora. Hemos alargado el ciclo para conseguir 3 ó 4 kilos más (salvo excepciones). Parece como si esos sabios no supieran que el límite lo impone el clima y no la voluntad del agricultor. En el fondo yo lo veo como una excusa: !para que no vean que no podemos conseguir mejores precios a pesar del capital que ganamos, distraigamos a la gente con el rollo de los kilos¡ y aumentar la producción relativa es mucho más difícil que aumentar los precios. Cosas de nuestro sector.



viernes, 12 de diciembre de 2014

Gorriones y errores con un mechero.

Por mucho que me gusten los pájaros, hay que reconocer que cuando una bandada de gorriones se ceba en una finca son una auténtica plaga que lo destroza todo... Y no solo en pimiento, también a veces en pepino a los "joíos pajaricos" les da por picar la flor buscando los nectarios. Algunas bandadas parecen entrenadas para no dañar el fruto y la cosa no va a mayores, pero en otras son unos manazas, y junto con la flor se llevan parte del pepinillo, que cuando engorde irá diréctamente al contenedor de destrío. Y es en esos momentos en que la cosecha vuela a base de picotazos, cuando se pueden perder los nervios y la paciencia, y acabar haciendo una locura con un saco de azufre y un mechero.
Por que eso es lo que es quemar azufre dentro de un invernadero: una auténtica locura... Cuando se quema azufre de forma controlada, en un laboratorio o en una planta industrial, se hace con el oxígeno justo para que se forme (mediante la reacción: S8 + 8 O2 = 8 SO2) un gas irritante y algo tóxico, pero no demasiado peligroso:  el dióxido de azufre -SO2-. Pero cuando le prendemos fuego al azufre en condiciones normales hay exceso de oxígeno, y la reacción química es distinta (S8 + 12 O2 = 8 SO3); así que lo que se forma en el invernadero es otro gas muchísimo más peligroso: el trióxido de azufre -SO3-. Este compuesto es altamente higroscópico (reacciona rápidamente con el agua de forma espontánea); al aire libre no pasaría gran cosa porque el gas ascendería y se lo llevaría el viento, pero en un invernadero cerrado y cargado de humedad el trióxido de azufre se combina con el vapor de agua (según la reacción: SO3 + H2O = SO4H2) para formar ácido sulfúrico -SO4H2-. El resultado es una pequeña lluvia ácida dentro del invernadero que sentará extremadamente mal al cultivo. Vamos, lo que podéis ver en la foto que me ha enviado un compañero: Un quemado desastroso en unos pepinos... No es la primera vez que veo algo parecido; periódicamente me encuentro con alguien que, llevado por la desesperación de ver como los gorriones se llevan por delante su cosecha, ha cometido el mismo error. Ojala el post sirviera en un futuro para evitar que alguien más lo cometa...

Pues eso: ¡¡¡¡NO QUEMEIS AZUFRE!!!


jueves, 11 de diciembre de 2014

Minisonda de succión II

En un post ya clásico Entomofílico explicaba y enseñaba las minisondas de succión para controlar el nivel de nitratos. Como decía allí, perfectamente se usan para controlar la conductividad de la solución del suelo de forma más cómoda y sencilla que con las sondas clásicas. Ayer me fuí con el amigo Cocomaura a instalar unas sondillas de estas de forma aún más sencilla (sin agujas) que la ya indicada. Solo hacía falta una minisonda, una llave de vía sanitaria o similar, una jeringa de caballo y un alambre. Todo por 20-30 euros en total.

martes, 9 de diciembre de 2014

Ametoctradin (Initium)

Nueva materia activa desarrollada por BASF (Badische Anilin- und Soda-Fabrik) para el control de Oomicetos. Actua inhibiendo la cadena de transporte electrónico durante la respiración celular en las mitocondrias. Exactamente interfiere el complejo III o bc1 en la membrana mitocondrial (se une a la unidad conocida como testigmatelina). Funciona porque no se forman ni se liberan las zoosporas. Tiene alta afinidad por la capa de cera foliar. Está indicado contra todo tipo de mildiu: Pseudoperonospora en cucurbitáceas, Plasmopara en uva, Bremia en lechuga, Phytophtora en tomate, etc. Vendrá formulada con metiran o dimetomorf. FRAC modo de acción: C8.
Todavía no aparecen registros en la página del ministerio.

jueves, 4 de diciembre de 2014

Todo está conectado (Capítulo 1) La desaparición invernal del Orius.

Aunque este año el frío se está haciendo de rogar, conforme acortan los días y comenzamos a agradecer las chaquetas cuando salimos de casa, se acaba en nuestros cultivos de pimiento la época de bonanza de las Orius; las flores de pimiento llenas de chinches -como la que refleja la primera imagen- empezarán a ser cada vez más raras bajo los plásticos de Almería. Esta desaparición invernal de nuestra chinche favorita es ya un clásico de los cultivos bajo plástico del poniente, hasta el punto de que se ha extendido la errónea creencia de que el frío acaba con ella. Sin embargo, desde los albores del Control Integrado de pimiento -allá por los años 90 del pasado siglo- se seleccionó precisamente a la especie que compramos y liberamos en nuestros cultivos -el Orius laviegatus- por su buena respuesta a las bajas temperaturas, y ya a principios de siglo actual numerosos trabajos científicos habían establecido la ausencia de diapausa o parada invernal en las hembras de esta especie (ver aquí) De hecho, recuerdo las enormes poblaciones de Orius de aquellas primeras campañas de pimiento en control integrado, cuando muchos pimientos llegában a la primavera con unas poblaciones muy altas de Orius y swirskii... Tan altas eran, que había quién se planteaba plantar los melones o las sandías sin limpiar el rastrojo del pimiento, para aprovechar la enorme población de auxiliares; recuerdo incluso algún mes de marzo en que las Orius entraban en masa en pepinos tardíos y melones tempranos, aunque algunos de esos melones se estaban llevando con control químico. Varias son las razones de la actual desaparición de las Orius durante el invierno; ya hablé de ellas hace casi 3 años en este post, pero no me cansaré de recordarlas: 1) El descenso de la cantidad de presas durante noviembre, 2) el aumento del canibalismo de los adultos sobre las ninfas pequeñas al concentrarse la población en las pocas flores que van quedando, 3) la ausencia de polen -necesario para que las hembras sean fértiles- al quedar el cultivo sin flores en invierno y 4) los efectos secundarios y subletales de los tratamientos fungicidas. Y precisamente a este último punto dedicaré lo que queda del post.
Para empezar una aclaración: en los invernaderos de Almería las enfermedades fúngicas son responsables de pérdidas económicas mucho más importantes que la suma de todas las achacables al resto de las plagas y enfermedades -virus incluidos-; los tratamientos fungicidas en pimiento SON NECESARIOS, y me atrevo sin dudar a afirmar que son imprescindibles, pero desde luego también es IMPRESCINDIBLE INTEGRARLOS con la Orius. Parece una obviedad; pero es una obviedad que creo necesario recordar porque, como veremos a continuación, quizás estemos olvidándola. Dos son los problemas fúngicos fundamentales que sufrimos en los invernaderos de pimiento de Almería: la ceniza -la oidiopsis de la solanáceas Leveilulla taurica- y la pudrición -la podredumbre gris o Botrytis cinerea-. Los antioidios utilizados en Almería son muy respetuosos con Orius laviegatus, pero... ¿se puede decir lo mismo de los antibotritis?


La tabla anterior muestra los efectos secundarios de todos los fungicidas específicos para podredumbre gris registrados para el cultivo de pimiento en el Registro de Fitosanitarios del MAGRAMA. La he confeccionado con los datos extraídos de las aplicaciones web de BIOBEST y AGROBIO, de la tabla de efectos secundarios que KOPPERT facilita a sus clientes [1], de los folletos de las distintas empresas de fitosanitarios disponibles en la web (aquí para el Teldor, aquí para el Signum y aquí para el Switch) y de la presentación del Prolectus -realizada hace pocas semanas-. Obviaremos los datos de web de BIOBEST -en la misma tabla aparecen sombreados y se indica que están anticuados-, pero aún así está claro que existen importantes diferencias entre la valoración de los efectos secundarios por parte de las empresas de auxiliares con mayor implantación en nuestra zona y la de los departamentos de marketing de las multinacionales de fitosanitarios. Un producto de categoría 2 -en principio compatible- puede llegar a matar hasta a la mitad de la población de chinches, y en pleno invierno, con poca presa y menos flores, varias aplicaciones seguidas con un producto de este tipo acabarán con la población de Orius. No es asunto menor si la casilla es de color verde o naranja, pero... ¿qué versión nos creemos?
Cada cúal es libre de juzgar erróneos a los unos o a los otros, personalmente yo no tengo dudas. El arte del buen marketing es el mismo que el de Mayra Gómez Kemp -la eterna presentadora del "Un, dos, tres"- que, como ella misma decía: "Nunca miente, pero tampoco dice toda la verdad". Y en este asunto de la compatibilidad de fitosanitarios e insectos auxiliares, hacer eso es muy fácil; basta con extrapolar los resultados de un ensayo realizado en condiciones de cultivo favorables para el auxiliar, a condiciones limitantes para el insecto. Un ensayo de compatibilidad realizado en un pimiento extratemprano de Berja o en un pimiento de primavera murciano nunca será aplicable a un pimiento tardío del Campo de Dalías, son condiciones muy, pero que muy distintas.
Como he dicho cada cual tendrá su opinión; la mía, después de revisar cientos de análisis de residuos de pimientos cada año, está muy clara. Son los efectos secundarios de los productos antibotritis más utilizados en nuestros pimientos los que dan la puntilla a las poblaciones de Orius, ya muy mermadas por la escasez de flores y de presas. Y el caso es que no nos faltan herramientas químicas con mejor compatibilidad con Orius que alternar con las más habituales, y que podríamos utilizar en nuestra estrategia preventiva contra podredumbres. ¡Pero qué le vamos a hacer!... Como todos los años, haga más frío o haga menos frío, para finales de enero no quedará Orius en los pimientos.

[1] Hace años que KOPPERT decidió no actualizar su web de efectos secundarios, pero aún sigue evaluando el efecto de las materias activas y facilita esa información de forma privada a quienes trabajan con ellos. Evidentemente, tengo permiso de ellos para publicar esa información, permiso que agradezco enormemente.
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