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miércoles, 29 de febrero de 2012

Helada de verdad

No estamos acostumbrados por esta zona a estas violentas manifestaciones del clima. Estas fotos me las ha mandado Raul Ra, de tomate Cherry en un invernadero de Los Guajares, en la provincia de Granada. Para quien vaya a Granada, esta zona está a poniente de Velez de Benaudalla. Solo las pongo como curiosisdad para que se vea lo que es una helada de verdad. Si es verdad que vi en el año 2006 una helada similar en tomate cherry en La Parra, a 650 m de altitud y en zona umbrosa.











martes, 28 de febrero de 2012

Las consecuencias del frio

Los primeros daños de la helada de mitad de febrero ya se observaron en cultivos de calabacín y berenjena en el poniente almeriense, de pimiento en Dalias y Berja y de tomate en el levante, con la congelación de plantas.
Ahora comienzan a verse daños en cultivos trasplantados a principio de febrero, con la llegada de la ola de frio.
La finca de la foto tiene alrededor de un 20% de plantas que no han sido capaces de enraizar y que cuando lo hagan será demasiado tarde.
Este 20% de plantas se traduce en un 20% de pérdidas en producción, pero con el mismo gasto, pues la parcela hay que tratarla como si estuviese en buenas condiciones.

lunes, 27 de febrero de 2012

Hablando de virus... (Capítulo 6 y último. Luchando en primera linea, si podemos y nos dejan)

Los virus vegetales se conocen desde hace más de 100 años –el TMV se describió a finales del siglo XIX–, pero con la llamada “revolución verde” las pérdidas debidas a las enfermedades que causan no han parado de crecer. Aquí en Almería la cosa empezó a ponerse “graciosa” con el entonces llamado TMV en pimiento –PMMV– y en tomate –ToMV– hace casi 20 años, pero después vinieron el “spoted”TSWV–, el “cribado”MNSV–, la “cuchara”TYLCV–,  el “amarilleo”CYSDV–, la “vena”CVYV– y unos cuantos más. Aunque la situación ha mejorado –al menos en el Poniente– siendo realistas lo único que cabe esperar del futuro es que empeore. En un mundo globalizado donde el material vegetal viaja de una parte a otra del mundo, las grandes zonas agrícolas se están convirtiendo en auténticos sumideros de patógenos. Y ante este desafío… ¿De qué armas disponemos la sufrida tropa de la horticultura intensiva? Si leemos cualquier manual o folleto informativo (como por ejemplo la Web de Sanidad Vegetal de la Junta de Andalucía) veremos una retahíla de medidas que –reconociendo que son todas muy lógicas y con el mayor de los respetos– dan un poco de pena. Básicamente consisten en hacer todo lo mejor posible –“como dios manda”, que diría el compañero ¡A por ellos!– y cruzar los dedos a ver si hay suerte. En toda la serie de medidas que se recomiendan sólo hay una que nos da algo de seguridad y –por lo menos a veces– resulta realmente eficaz: Las variedades resistentes. Y de cómo se obtienen voy a hablar hoy para cerrar esta serie de post.
La verdad es que las variedades resistentes –a pesar de ser casi imprescindibles– no son la panacea y –bien mirado– causan una especie de “adicción crónica” en la producción agrícola; y me explico. Las resistencias a virus y a otros patógenos de las plantas –como todo en los seres vivos– están reguladas por el ADN del núcleo celular, es decir, por los genes. Todas las plantas de una misma especie tienen un cierto nivel de resistencia contra todas las cepas de un patógeno capaz de infectarla. Esta es la llamada resistencia horizontal, controlada por muchos genes –denominados genes menores–; ninguno de estos genes es capaz por sí solo de evitar la infección, pero actuando todos juntos logran mitigarla. En esa misma especie unas pocas plantas habrán desarrollado una absoluta inmunidad contra ALGUNAS cepas del patógeno, que no serán capaces de infectar a esas plantas. Esta es la llamada resistencia vertical, controlada por uno o unos pocos genes –denominados genes mayores–; la acción de estos genes impedirá la infección de algunas cepas, pero otras cepas del virus serán capaces de infectar a la planta de forma muy virulenta. A la hora de introducir resistencias en las variedades comerciales siempre se ha elegido la resistencia vertical –despreciando la resistencia horizontalporque es más sencillo controlar unos pocos genes en los programas de mejora varietal y porque a corto plazo es mucho más efectiva. Pero cuando una variedad resistente a un patógeno se siembra masivamente se somete a éste a una enorme presión evolutiva. Hablando de virus, es como poner al virus contra la espada o la pared: o cambia o se extingue. Pero, nos guste o no, “la vida se abre camino” –como decían los protagonistas de Parque Jurásico–; así que esta presión evolutiva ha provocado la aparición de nuevas cepas ante las cuales las nuevas variedades resistentes están completamente indefensas(1), puesto que los genes menores responsables de la resistencia horizontal se han ido perdiendo entre los cruzamientos de la mejora varietal. O sea, que cada vez que ponemos una variedad resistente estamos forzando la evolución del virus, y provocando que –más tarde o más temprano– se rompa la resistencia. Es como tomar un medicamento que te mantiene vivo, sabiendo que agravará tu enfermedad más adelante… Pero sea como sea hemos llegado a este punto, y no cabe duda de que si a día de hoy en Almería podemos seguir trabajando en esto de criar hortalizas es en una gran parte gracias a las variedades resistentes, nos gusten o no las razones por las qué han llegado a ser tan necesarias…
En definitiva para conseguir una variedad resistente lo primero es encontrar una fuente de resistencia –que no es otra cosa que una planta que muestre la resistencia vertical de la que hablábamos– y trasmitir ese carácter a una línea pura homocigótica –que no es otra cosa que una variedad abierta, cuya descendencia es exactamente idéntica a sí misma–. Después esta línea homocigótica se utilizará como parental en los programas de mejora genética, para obtener así una variedad comercial híbrida que conjugue una buena producción y un buen comportamiento agronómico con la resistencia al virus. Claro que –como diría mi abuela– el proceso descrito no es precisamente “echar un huevo a freír”… Para empezar las fuentes de resistencia vertical en las plantas cultivadas no son tan abundantes como nos gustaría, ya que muchas se perdieron en el proceso de domesticación, así que en la mayoría de los casos hay que buscarlas en especies salvajes cercanas (otra razón más para conservar la biodiversidad natural) De hecho, todos los genes de resistencia a virus presentes en las variedades de pimiento y tomate que actualmente cultivamos en nuestros invernaderos provienen de “primos salvajes” de estos cultivos, como podéis ver en la primera imagen. Incorporar estos genes de resistencia no es demasiado difícil, pero conservar en el camino las cualidades agronómicas y la calidad del fruto requiere de un largo y costoso proceso de mejora genética, por lo que trascurren años –o décadas– desde la localización de una fuente de resistencia hasta la aparición de variedades híbridas con la suficiente calidad para ser comerciales. Y eso cuando se localiza una fuente de resistencia vertical que sea verdaderamente eficaz y que se pueda trasportar a una variedad comercial; algo que en algunas combinaciones virus-planta parece que no hay forma de conseguir...
Pero la ciencia no se rinde fácilmente, así que los genetistas y biólogos moleculares han decidido echar una mano a los mejoradores vegetales. Simplificando muchísimo, el planteamiento más aceptado en Europa es el siguiente: Si no hay genes de resistencia en una especie, cogemos uno de sus genes y lo mutamos de forma controlada hasta que nos de la resistencia deseada. Parece ciencia-ficción provocar mutaciones y acelerar millones de años de evolución, pero el hecho es que se está haciendo gracias a una serie de técnicas conocidas como TILLING (del inglés Targeting Induced Local Lesions in Genomes)(2) –para los frikis, en la segunda imagen hay un esquema de la técnica y para los valientes una explicación completa aquí–. Eso sí, para poder sacar el máximo partido de esta técnica es necesario conocer el genoma completo de la planta en cuestión, es decir, saber exactamente donde están cada uno de sus genes; algo que es posible gracias a las técnicas de secuenciación de genes que se desarrollaron en el Proyecto Genoma Humano, pero que requiere muchísimo trabajo de investigación. Así que las cosas van despacio, aunque ya se conoce el genoma completo de algunos cultivos como el arroz, la soja y el tomate. Con la transgenia prohibida en Europa ésta es sin duda la técnica más prometedora, y uno de los centros más prestigiosos del mundo está en el IRTA francés. El pasado jueves, en las jornadas organizadas por Las Palmerillas, tuvimos la oportunidad de que uno de sus investigadores nos hablara de primera mano de los proyectos en los que están trabajando, algunos de ellos centrados en la obtención de nuevos genes de resistencia a virus mediante TILLING (como podéis ver aquí)
Tengo que reconocer que he estado esquivando el tema del último párrafo durante toda la serie de post; pero ya no queda otra, así que allá vamos… Mi interés por este último tema surge de unas jornadas de virología organizadas por Cajamar el año pasado. En la ronda de preguntas final uno de los asistentes se quejaba –no sin razón– de la debilidad de la resistencia al “virus de la cuchara” de las variedades comerciales que nos venden. Uno de los ponentes –no recuerdo bien quien fue– debió de sentirse un poco picado, porque pidió la palabra y afirmó categóricamente algo parecido a esto: “A día de hoy se dispone de conocimiento y tecnología suficiente para desarrollar resistencias muy eficaces a cualquier virus en muy poco tiempo. Eso sí, mediante transgenia, que está prohibida en Europa. Así que hacemos lo que podemos con los medios que nos dejan”. La verdad es que me llamó la atención aquella frase; cuando un científico de prestigio hace una afirmación tan categórica de un tema tan polémico delante de tanta gente debía ser verdad… Me puse a buscar algo de información y resultó que Internet está lleno de patentes, artículos científicos y manuales académicos sobre la obtención de resistencias a virus mediante la vilipendiada transgenia. La transgenia consiste en introducir en el genoma de un organismo ADN extraño a ese organismo, ya sea procedente de otro ser vivo o sintetizado en laboratorio –dicho así, esta transferencia de material genético entre distintas especies puede parecer algo completamente ajeno a la naturaleza, pero, aunque parezca mentira, no lo es(3)–. El caso es que hay distintas maneras de conseguir resistencias a virus en las plantas mediante transgenia, pero sin duda la más prometedora aprovecha el sistema de defensa contra los virus de las plantas: el Silenciamiento Génico Post Transcripcional (PTGS) del que hablamos en el cuarto post de esta serie. Simplificando mucho (los valientes que quieran más pueden ver esta presentación, que queda mucho más clara si se sigue con el documento word que se descarga aquí) se trata de introducir en el genoma de la planta parte de uno de los genes del virus. Cuando la trascripción genética copia el gen transgénico se produce ARN análogo al del virus que inducirá el mecanismo de silenciamiento génico de la planta, que quedará protegida contra ese virus –no es exacto, pero sería como si la planta estuviera “vacunada” contra ese virus desde su nacimiento–. En Europa no nos gustará este método de generar resistencias, pero el caso es que por esos mundos de dios se han ensayado en campo un buen montón de variedades hortícolas transgénicas resistentes a los virus, e incluso ya hay algunas comerciales en Estados Unidos y China, como podéis comprobar en la lista que viene al final de este artículo. Evidentemente existen riesgos–en el mismo artículo también se habla de ellos–, pero su uso ha permitido mantener algunos cultivos en zonas agrícolas donde parecían condenados a desaparecer, como es el caso de la papaya en el archipiélago de Hawai.
Por lo que he podido leer, la transgenia en vegetales tiene –o puede tener– infinidad de aplicaciones positivas en éste y en otros ámbitos (biocombustibles, agricultura molecular, medicalimentos…), pero en Europa tiene muy mala prensa. No es extraño; el conflicto social con los agricultores norteamericanos causado por el comportamiento de Mosanto en el tema de los maíces Bt transgénicos, así como la catástrofe ecológica que está causando la aplicación continua de glifosato en los grandes campos de soja transgénica de los países emergentes sudamericanos y asiáticos (con la misma multinacional detrás) ha hecho que gran parte de la opinión pública mundial vea a esta técnica de biología molecular poco menos que como “magia negra”. Nadie dice que la insulina que necesitan inyectarse los enfermos crónicos de diabetes o la hormona de crecimiento gracias a la cual disfrutamos del fútbol de Messi se “fabrican” con bacterias transgénicas, o que uno de los más prometedores programas de control de la malaria –que además sería económico y no forraría a ninguna farmacéutica– se basa en mosquitos transgénicos. En mi opinión lo que ocurre en el cinturón de maíz norteamericano o en la “sojalandía” sudamericana es culpa de la política empresarial de algunas multinacionales, no de la transgenia en sí. Pero el caso es que a causa de los prejuicios de los consumidores y políticos centroeuropeos, los agricultores del sur de Europa hemos perdido una herramienta que podría ayudarnos mucho en los próximos años… ¡Qué le vamos a hacer!
La realidad es que a nivel mundial el uso de variedades transgénicas se incrementa todos los años; su ascenso –como el de China y Estados Unidos, sus principales defensores– es imparable. No me extrañaría que en unos cuantos años nuestros competidores directos comenzaran a cultivar variedades con resistencias a virus y otras características agronómicas obtenidas mediante transgenia. Por mucho que se empeñen en lo contrario y nos pidan todos los años el famoso papelito –los que trabajen como técnico de cooperativa saben de que hablo–, nuestros vecinos del norte acabarán comiendo OGMs en sus ensaladas… Tiempo al tiempo.

(1) El caso más espectacular fue sin duda el de la resistencia al TSWV (el "virus del spoted") en pimiento mediada por el gen Tsw. En apenas 2 años las 9.000 Ha de pimientos de Almería se plantaron con variedades resistentes provistas de este gen. Y al año siguiente comenzaron a aparecer los primeros casos de ruptura de la resistencia.
(2)  El empleo del TILLING no se restringe a las resistencias a virus u otros patógenos. De hecho las líneas de investigación más prometedoras están centradas sobre todo en obtener frutos partenocárpicos y aumentar la larga vida de las cosechas a niveles insospechados (hablamos de un mes sin refrigeración en tomate), lo cual no resulta precisamente beneficioso para los agricultores europeos...
(3) Actualmente los biólogos saben que la Transferencia Horizontal de Genes (HGT por el inglés Horizontal Gene Transfer) es –o ha sido– un mecanismo fundamental en la evolución de todos los seres vivos –incluido el hombre–.

viernes, 24 de febrero de 2012

Mejora Listado de Materias Activas

Como muchos ya sabréis el listado de Materias Activas Autorizadas y efectos sobre Organismos de Control Biológico y más información se publica en el blog de MORE THAN A GROWER que se encuentra desvinculado de Sol Poniente.

He incluido una mejora en el listado en formato pdf y es que cada numero de registro de producto fitosanitario tiene un link que lo direcciona a la hoja de registro del MAGRAMA antiguo MARM.


En el listado en pdf si pincháis en el link, por ejemplo para el Agrimec junto al lado del numero de registro 22469, se abrirá el documento en pdf del registro del Agrimec.



Y así para todos los números de registro, es listado esta actualizado a la ultima actualización de la web del MAGRAMA, 14 de Diciembre de 2011 y los link son a las hojas de registro de la misma actualización.

Espero sea de utilidad.

Desarmado a la guerra

Tanto queremos o nos obligan a correr que a veces nos quedamos sin zapatillas para seguir corriendo.
Algo así está pasando con la lucha integrada y algunas plagas como los nematodos. La aplicación de las leyes sobre uso de fitosanitarios y residuos de pesticidas esta siendo tan rápida, que se estan eliminando todos los nematicidas sin esperar a que aparezcan otras materias activas para esta plaga.
Quizás los cabezas pensantes, los lumbreras que dictaminan los pasos a seguir, deberian pararse a analizar los riesgos que conlleva la desaparición de plaguicidas y su oportunidad, en caso de necesidad, de aplicar prorrogas a su retirada hasta que se tengan otras armas con las que luchar.
Esta claro, que a día de hoy, la única arma eficaz contra nematodos es la prevención, practicar la biofumigación, pero, cuando aparece en un cultivo, las soluciones son escasas, caras y de dudosa eficacia.

miércoles, 22 de febrero de 2012

Abonado de maduración en el melón

En los melones cuando se acerca la época de la recolección se suele utilizar un abonado que eleve la conductividad, principalmente sulfato de potasio soluble. este abono proporciona una conductividad de 880 mS/cm por cada medio gramo disuelto en un litro de agua. La idea es que al agua le cueste trabajo entrar y los melones no se rajen. Como he dicho alguna vez el melón no se suele rajar por el agua sino por sobremaduración, pero cualquiera convence al agricultor de eso. Si queremos además potenciar el efecto de la potasa conviene añadirle un poco de amoniaco porque el ion amonio tiene la propiedad de disminuir la conductancia del agua a través de la raíz por lo que se absorbe menos agua que con la potasa sola y no solo por el aumento de conductividad. Es verdad que muchos agricultores le temen al amoniaco porque dicen que pudre.
Todavía falta pero hay que anticiparse.

Condiciones extremas

En nuestro afan por proteger nuestros cultivos, a veces los sometemos a condiciones extremas.
En este caso, la sandia está protegida con un tunelillo de plástico, muy bien cerrado por cierto.
Con el cambio del tiempo, en las horas centrales del día con el invernadero muy cerrado y el tunelillo aún más cerrado, unido a la colocación de plastico negro en el suelo, lo que provoca poca humedad en el tunelillo, han dado como resultado la quemadura de la planta (en las zonas más calurosas).
Hay que estar atento a las condiciones climáticas y si estas no son buenas intentar suavizarlas, si hace muchisima calor abrir bandas o abrir un poco el tunelillo.

lunes, 20 de febrero de 2012

LAS COSAS COMO DIOS MANDA


No se muy bien como Dios manda hacer las cosas a un agricultor, ni si todas las cosas que manda Dios están bien mandadas. La costumbre nos hace repetir frecuentemente la frase que da título al post. Desde luego cuando uno ve una nueva plantación, como la de las fotografiás que adjunto, no le queda mas remedio que decir: “Esto está como Dios manda”. Y punto.
Es un pepino tipo Almería fotografiado el pasado sábado día 18 y que fue trasplantado el día 7 de este mes. Se ha chupado todos los fríos de este invierno.  Tienen doble techo y está muy compartimentado con plásticos verticales. Se le puso una manta térmica y el viernes día 17 se quitó y se binaron los pepinos manualmente. En el momento de hacer la foto se han levantado los plásticos del pasillo para ventilar un poco.
En este rodal se han producido 11,5 kg/m2 de pepino Almería en otoño-invierno y esperamos obtener en primavera otra buena producción. Los mimbres se están poniendo bien, a ver como sale la cesta.

Tiempo de colmenas

A pesar de las semanas de frio entramos ya en tiempo de colmenas. Una época muy estresante porque dependemos mucho de la suerte. En estos cultivos tan tempranos es preciso dejar que la mata tenga cuerpo antes de meter las abejas. En los tardios se puede adelantar un poco la entrada. Ahora estamos en manos del tiempo y andaremos todos los dias mirando el polen. Es ahora cuando más dependemos de la suerte, porque el plástico nuevo, un mal tiempo, una colmena floja, una planta muy fuerte, con cualquier cosa el cuaje puede ir mal. Para quien le guste es el tiempo de rezar.

domingo, 19 de febrero de 2012

Preparados para la edad del hielo

"La supervivencia diferencia al dodó de la bestia". Las "bestias" seguimos aquí mientras le van quitando el agua al pez igual que en aquellas feroces luchas contra las guerrilas sudamericanas en las que el objetivo era destruir el apoyo social. Aquí el agua del pez es un precio rentable, que por mor de la equivocada ideología neoliberal, se va secando poco a poco. Por fin el Acuerdo con Marruecos ha sido aprobado tal y como se preveía. Después del Tratado de Lisboa los gobiernos no pueden hacer nada una vez que los acuerdos se encarrilan al Parlamento Europeo. Para España el acuerdo es beneficioso porque nuestro balance comercial es más de 1000 millones favorable. Pero no puede ser favorable para el pez (la agricultura) que se va a quedar sin agua. Me pregunto si será una estrategia planeada la de acabar con el pez, o es meramente coyuntural. A lo peor tenemos que sobrevivir miles de años bajo el hielo con un melón (watermelon en este caso) como los Dodós.


sábado, 18 de febrero de 2012

Hablando de virus... (Capitulo 5. Identificando al enemigo)

Antes de empezar quiero aclarar que no tengo ninguna intención de meterme en corral ajeno. Ni soy ni quiero ser ningún experto en estos temas de análisis fitopatológicos –sin duda aburridos para un profesional del campo, aunque sea tan friki como yo–, y desde luego no creo que sean de mucho interés para los visitantes asiduos del blog. Pero tanto me ha preguntando cierto lector anónimo que no he tenido más remedio que satisfacerlo –a fin de cuentas presumo de ser hombre de palabra–. En fin, ya que me pongo espero que haya algún valiente que llegue al final del post...
Como sabe cualquiera que haya sufrido tratando de sacar un cultivo adelante, la fitopatología se parece mucho a una guerra y –como en cualquier guerra– lo primero y principal es identificar al enemigo; y cuando se trata de patógenos vegetales esto no siempre es fácil… Con los insectos y ácaros es menos complicado; los ves a simple vista y –metiéndolos debajo de un binocular– puedes observar su anatomía y distinguir –más o menos– a unos de otros. Con los hongos es bastante más difícil, pero al menos ves sus estructuras y en muchos casos –está vez con ayuda del microscopio óptico– pueden distinguirse las distintas especies por sutiles diferencias morfológicas. Con el resto de los patógenos y especialmente con los virus la cosa se complica; para verlos en detalle hacen falta microscopios electrónicos, pero –aunque se han desarrollado técnicas para detectar con ellos algunos virus vegetales (ver aquí)– las técnicas son complejas y esos cacharros son bastante caros y difíciles de manejar, así que en la práctica sólo se utilizan en investigación. Evidentemente, podemos basar nuestro diagnóstico sólo en los síntomas observables de la enfermedad, pero a menudo los síntomas son confusos y pueden llevarnos a errores… Vamos, que para identificar inequívocamente a un virus no hay más remedio que recurrir a pruebas biológicas o analíticas; y al desarrollo y puesta a punto de esas pruebas se han dedicado desde hace bastantes décadas unos imprescindibles aliados nuestros: los fitopatólogos. En mi opinión la victoria en muchas “batallas fitopatológicas” –pasadas, actuales y por venir– depende y dependerá de la sinergia entre agricultores, técnicos de campo y fitopatólogos. Al fin y al cabo, nuestra experiencia de campo no sirve de nada sin sus conocimientos; y viceversa.
Centrándonos en los virus, en principio sería posible detectarlos e identificarlos combinando distintas pruebas biológicas. Bastaría con infectar en laboratorio determinadas plantas indicadoras que reaccionan mostrando síntomas evidentes y distintivos a determinados virus (ensayo de rango de hospedantes) Además, como ciertos virus se trasmiten sólo si son inoculados por un determinado insecto vector de forma muy específica, se podría identificar un virus en función de que insecto es capaz de trasmitirlo (ensayo de trasmisividad) También podemos probar a infectar plantas indicadoras con nuestro virus desconocido, pero sometiéndolo antes a distintos procesos que reducen la capacidad infectiva –dilución, desecación, choque térmico,…– (ensayo de propiedades in vitro) Pero claro, para analizar muchas muestras tendríamos que cultivar una gran cantidad de diversas plantas indicadoras y criar poblaciones de los principales vectores en condiciones de absoluta asepsia, lo que resulta muy caro y engorroso. Cuando se trata de dar un diagnóstico rápido, económico y preciso –que es lo que necesitamos en el campo– no hay más remedio que recurrir a técnicas analíticas. Y como un virus es “sólo” una –o unas pocas– hebra de ácido nucleico rodeada de una cápside proteica, para analizarlo sólo podemos buscar dos cosas: las proteínas de la cápside específicas o el ácido nucleico específico de cada virus. Y he subrayado el término “específico” para dejar claro que –por ahora– no puede hacerse un “barrido” de muchos virus a la vez. Antes de comenzar a analizar es necesario realizar un pre-diagnóstico o pueden darse muchos palos de ciego –tengo que aclarar que los fitopatólogos especializados en virus de los laboratorios en los que he analizado muestras son auténticos fenómenos en esto–.
Las técnicas más utilizadas para identificar virus están basadas en la detección de las proteínas de la cápside –específicas para cada virus– mediante lo que se conoce como reacción antígeno-anticuerpo, base de una disciplina científica muy seria conocida como serología. Los anticuerpos son proteínas que fabrica el sistema inmunológico de todos los vertebrados –también el nuestro– cuando detectan substancias extrañas en su organismo –denominadas antígenos– y su función es desactivar a estos antígenos uniéndose a ellos. Literalmente hay millones de anticuerpos distintos, cada uno específico para un antígeno concreto. Las plantas no producen anticuerpos, pero si inyectamos un virus vegetal purificado en un vertebrado actuará como antígeno y el sistema inmune del animal producirá anticuerpos específicos para ese virus, que pueden ser extraídos, purificados, modificados y utilizados para fabricar antisueros, que es lo que en la mayoría de los casos se utiliza en los laboratorios para analizar los virus que afectan a nuestros cultivos. En este principio se basa el famoso ELISA (del inglés Enzime-linked Immunoabsorvent Assay) que es la técnica más utilizada para analizar todo tipo de virus y muchos otros patógenos. Hay diferentes técnicas y la más empleada en agricultura es el doble sándwich de anticuerpos o DAS-ELISA (del inglés Double Antibody Sandwich) que describe la primera imagen (las fotos están tomadas de esta completa presentación en PowerPoint sobre detección de virus, que podéis descargar en vuestro ordenador si pulsáis el hipervínculo) La técnica consiste en cebar el fondo de los pocillos de una placa especial con anticuerpos específicos del virus que se quiere testar, para después aportar un extracto de la muestra vegetal sometida a ensayo. Así, si hay viriones en la muestra quedarán atrapados por los anticuerpos en el fondo del pocillo. A continuación se añade otra vez el anticuerpo, pero esta vez unido a alguna encima (por lo que se denomina anticuerpo conjugado) que a su vez se unirá a los viriones fijados. Por último se añade un sustrato que, al ser trabajado por la enzima del anticuerpo conjugado, cambia de color. Si en la muestra había viriones el pocillo cambiará de color, pero se mantendrá incoloro si la muestra estaba limpia. Midiendo la intensidad del color con un espectrofotómetro se tendrá una idea bastante aproximada de la concentración de viriones que había en la muestra sometida a análisis. Aunque la técnica ELISA es muy fiable y permite analizar al mismo tiempo un gran número de muestras, también tiene sus limitaciones. En primer lugar desarrollar antisueros comerciales sólo tiene sentido cuando hay mucho consumo, así que para virus poco habituales no es fácil encontrarlos. Por otra parte muchos virus vegetales sólo acumulan viriones en el floema y –como a la hora de preparar la muestra es difícil seleccionar las células floemáticas– el extracto aportado tiene pocos viriones y falta sensibilidad, ocasionando falsos negativos. Además el ELISA es incapaz de detectar los viroides, pues estos patógenos carecen de cubierta proteica. En estos casos no queda otra que buscar los ácidos nucleicos.
Cuando no se dispone de antisueros comerciales suelen emplearse técnicas basadas en la hibridación molecular de ácidos nucleicos –globalmente conocidas como NASH (del inglés Nucleic Acid Spot Hibridization)–. En estos ensayos se emplean pequeñas cadenas de ARN o ADN denominadas sondas moleculares (molecular probe) que han sido marcadas con algún compuesto que pueda ser fácilmente detectado con anticuerpos conjugados. Estas sondas moleculares son perfectamente complementarias de un punto específico del ácido nucleico viral, que se denomina diana molecular (molecular target), así que si entran en contacto con una cadena de ácido nucleico del virus para el que han sido diseñadas se unirán a ella formando una cadena doble que quedará así marcada. En la segunda imagen se describe el proceso analítico de una de las técnicas más habituales (aunque el documento es un poco antiguo, hay una descripción de la aplicación de estas técnicas a la detección de virus vegetales aquí) Para hacer el análisis, el ácido nucleico viral se impregna en una membrana de nylon –mediante la aplicación de un extracto de la muestra que se quiere analizar en las condiciones adecuadas– y después se aporta la sonda molecular marcada. Si la muestra fijada en la membrana tiene ácido nucleico viral, la sonda quedará fijada a su diana. Posteriormente se añade un anticuerpo conjugado que se fija a la marca de la sonda molecular y para finalizar un sustrato adecuado para la enzima del anticuerpo conjugado. Si la muestra tenía virus la actividad de la enzima producirá una señal observable (cambios de color o emisión de luz) Estas técnicas de hibridación molecular permiten analizar un gran número de muestras a la vez y son tan o más sensibles que el ELISA, aunque también son más complejas y necesitan diseñar soluciones específicas para cada combinación virus-planta. A pesar de ello parece que la detección de virus vegetales camina en esta dirección y que en el futuro incluso será posible detectar en un solo análisis un gran número de virus. De hecho, actualmente ya existe la tecnología suficiente para construir los llamados chips de ADN (DNA microarrays) –llevan años utilizándose en biología molecular y ya están siendo utilizados en medicina– que posiblemente serán utilizados en el futuro en fitopatología, aunque en la actualidad están en fase experimental. En ellos se colocarían sobre una única superficie muchas sondas de ADN, cada una complementaria de distintos virus vegetales (hablamos de cientos o incluso de miles de virus); y sería el propio ácido nucleico de la muestra el que se marcaría al preparar el extracto. Pero por ahora los análisis “multivirales” no son posibles, aunque a la velocidad que avanzan estas cosas ya veremos cuanto tardan en llegar…
Para los virus vegetales que sólo se localizan en el floema (como es el caso del TYLCV y de los crinivirus) la poca concentración de ácido nucleico viral en los extractos se soluciona fabricando ADN en un tubo de ensayo mediante una técnica denominada reacción en cadena de la polimerasa o PCR (del inglés Polimerase Chain Rection) En esta técnica un extracto de la muestra de introduce en un pequeño tubo junto con enzimas ADN-polimerasas, capaces de fabricar ADN a partir de pequeños fragmentos de ADN denominados cebadores (primers) Y precisamente en estos cebadores está el truco, pues se sintetizan de manera que sean perfectamente complementarios a determinadas puntos del ADN viral. El tubo de ensayo se somete a una serie de cambios de temperatura controlados, los cuales inducen la separación de las hebras de ADN, la unión de los cebadores al ADN viral y la fabricación de nuevas cadenas de ADN doble por parte de la ADN polimerasa. Tras repetir este proceso unas 32 veces el fragmento de ADN viral delimitado por los dos cebadores –denominado diana de copia (target copy)– se habrá duplicado unas 1.000 millones de veces –y no, no me he equivocado de número–. Es evidente que, si en el extracto que aportamos inicialmente al tubo había aunque sólo fuera unas pocas hebras de ADN viral, al final de todo este proceso el fragmento de ADN más abundante en la muestra será precisamente la diana de copia. Ahora solo queda separar los distintos fragmentos de ADN según su tamaño aplicando una corriente eléctrica –mediante una técnica llamada electroforesis en gel– y comprobar si la diana de copia está o no presente. En la tercera imagen he tratado de describir gráficamente el proceso, pero reconozco que no es fácil... Aquí podéis descargar una animación flash donde se explica perfectamente la reacción en cadena de la polimerasa (cuando la descarguéis aparecerá un archivo exe en vuestro ordenador que podéis ejecutar sin peligro, no es un virus) En sus comienzos esta técnica resultaba muy engorrosa: las polimerasas se degradaban con las temperaturas altas necesarias para separar las cadenas de ADN –había que añadir nuevas enzimas al inicio de cada ciclo– y además era complicado controlar los ciclos de temperatura. Pero hoy en día se han solucionado esos problemas utilizando ADN-polimerasas de microorganismos extremófilos que viven en aguas hirvientes –las llamadas ADN-polimerasas termoestables– que resisten perfectamente las temperaturas que requiere la separación de las hebras de ADN. Además, el desarrollo de unos aparatos que controlan automáticamente los ciclos de temperaturas –los termocicladores– facilita mucho la aplicación de estas técnicas en cualquier laboratorio. Para los virus con genoma de ARN –que son el 80% de los virus vegetales– se ha desarrollado una técnica muy similar, la reacción en cadena de la polimerasa con transcripción inversa o RT-PCR (del inglés Reverse Transcription PCR) que es exactamente igual que la descrita, pero comienza tratando el extracto de la muestra con una enzima transcriptasa inversa, capaz de hacer copias exactas de ADN a partir del ARN viral. Hoy día, estas mejoras han convertido a la PCR en una técnica habitual en cualquier laboratorio de fitopatología, básica para analizar gran número de virus y otros patógenos.
Pues después de todo este rollo espero que haya quedado claro –para los valientes que haya llegado hasta aquí– que, a pesar de su pequeño tamaño y de no poder verlos, los virus no son enemigos totalmente invisibles. Gracias al trabajo de muchos investigadores hoy en día podemos detectarlos y gracias al trabajo de otros muchos es posible que algún día lleguemos a controlarlos, si es que los políticos nos dejan…
Pero eso lo dejaremos para otro post, porque hoy –como dijo el ex presidente Aznar en el parlamento europeo– “¡Menudo rollazo que he soltao!”

UN POCO MAS DE TARTA, POR FAVOR


En un reciente post se habló del pimiento dulce Angelo. Parece que se está abriendo un mercado importante para productos de este tipo. La pena es que el consumidor paga mucho dinero por ellos pero el productor no se ve recompensado en la misma proporción.
Esta foto es del pasado miércoles día 15 de febrero en un supermercado de Marks & Spencer, en la ciudad de Chelmsford, Condado de Essex. El pimiento Angelo, en las bandejas de 100 g., arriba a la derecha, está a 1,79 libras, unos 22 € el Kg. Las bolsas de 150 g. de pimientos baby dulces tricolores, arriba a la izquierda, están a 1,99 libras, unos 16 € el Kg.
¿Cuándo seremos capaces de conseguir un poco mas de porción de esta tarta?.

Rienk Brouwer (1918-1986)

Fué un fisiólogo vegetal holandés. Especializado en las relaciones planta-agua, su obra más importante fue "The regulating influence of transpiration and suction tension of the water and salt uptake by the roots of intact Vicia faba plants" libro hoy raro, pero aquí teneis un resumen. Para mi sin embargo tiene especial importancia su artículo de 1995: "Water movement across the root". Todos tenemos la imagen de que el agua entra en la planta por los pelos absorbentes. En este trabajo Brouwer lo confirma, pero no es tan sencillo.



distancia         transpiración baja          transpiración alta
0-2.5                  100                            132
2.5-5.0               103                             216
5.0-7.5                54                              216
7-5-10-0              27                              270
10-12.5                 19                              283
Siendo la transpiración baja a tensiones del xilema de 0.13 MPa y la transpiración alta a una tensión en el xilema de 10.25 MPa. Se ve que conforme aumenta la transpiración con la calor o el viento, la planta deja de tomar agua por las puntas y pelos absorbentes y la obtiene de tejidos más antiguos y por tanto más endurecidos. De aqu´´i la importancia de que se mantenga sana la raíz al completo. Cuando los tejidos viejos están invadidos por batatilla se observa una pérdida considerable de rendimiento, principalmente debido a este fenómeno puesto que muchas veces los vasos están perfectamente conectados pero han perdido la capacidad de absorber agua. La imagen es de aquí.

viernes, 17 de febrero de 2012

33 1/2 y enraizamiento

Es una costumbre ya muy bien establecida la de utilizar una mezcla del cristalino 13-40-13 con nitrato amónico. Normalmente a 1 kg el cristalino y a 1/2 kg el 33. Siempre se ha pensado que el utilizar este "starter" o iniciador en los cultivos era bueno porque un aporte de nitrógeno inicial hace que la mata salga más rápido. Para nuestra suerte, un estudio en los últimos años ha comprobado que en Arabidopsis thaliana, la planta más usada en experimentos, la mezcla de nitrógenos (N nítrico y N amoniacal) se complementa bien. El ion amonio promueve la formación de raices laterales, en tanto que el ion nitrato ayuda a la elongación de esas raices laterales. El dibujo de la raíz es de TutorVista

jueves, 16 de febrero de 2012

Mildiu de los guisantes

El mildiu del guisante (Peronospora viciae) es un enfermedad que no afecta demasiado a los guisantes de la zona de Almería, pero que algunos años suele atacar, en especial al tirabeque, siendo bastante dificil observarlo en guisante para grano, a no ser en años especialmente lluviosos.
Los síntomas son bastante claros, en el haz de la hoja se observa un amarilleo que en el envés muestra un moho entre marron y grisaceo.
En cuanto a las vainas muestran un punteado negro, al tiempo que la vaina se deforma enrollandose y haciendola inviable comercialmente.
En la bibliografia que yo he consultado no se muestran este tipo de síntomas en las vainas, pero aquí, las plantas afectadas con mildiu, tienen este tipo de vainas, que desaparecen una vez la enfermedad ha sido curada.
En cuanto a los metodos de control, además de los metodos culturales normales para el control de cualquier mildiu, los tratamientos químicos con mancozeb o con azoxistrobin son bastante efectivos.

miércoles, 15 de febrero de 2012

Toxicidad por microelementos

Creo que estamos abusando de algunos micros en especial cobre y manganeso. El cobre lo gastamos por tierra mar y aire. En este análisis d bernjena donde se ha utilizado hierro a mansalva, como en casi todas las berenjenas y sin embargo no tiene ni el mínimo exigido. Yo lo achaco a la cantidad de cobre que inhibe la absorción del hierro. Dejo para la revista un artículo más extenso sobre el tema. En nuestros calizos es precisamente la cal la que nos salva de que estas cantidades de micros sean peligrosamente altas.

martes, 14 de febrero de 2012

Heladas raras

Un año muy raro respecto a las heladas. Nunca había visto planta de sandía helada con tunelillo de plástico. En un sitio frio como Las Chozas, pero nunca espera uno que pueda helar como ha sucedido a pimientos en Dalías y Berja. Incluso en sitios inverosímiles como La Fuente del Ahijado en Adra (lo más temprano de Europa) he visto hojas de berenjena quemadas por el frio. Y al lado melones, eso si más protegidos, próximos a meter la colmena. En las sandías de la foto la helada ha afectado al 25 % más alto de la finca que está en pendiente. Por suerte solo afectadas las hojas intermedias puesto quie el cogollo con mayor actividad metabólica y más cantidad de pelos tarda más en helarse. Ahora que si se hiela el retraso hubiese sido mayor. En fin a ver si mejora el tiempo y se van estirando un poco y dejan atrás las quemaduras. Un invierno especialmente duro por estas tierras.

lunes, 13 de febrero de 2012

Angello

A más especialidades se desarrollen mejor para el agricultor normal porque las hectareas dedicadas se diversifican. Viene esto a cuento con el desarrollo de este novísimo pimiento de Syngenta Seeds que desde luego no va a competir con los que aquí siembran la mayoría. Hasta ahora solo es producido por Clisol. Como su propaganda dice "sweet and seedless pepper", este pimiento no tiene semilla. Es para "cocktail". Pero al no tener semilla se reproduce vegetativamente y la empresa vende planta. Supongo que será muy caro para el público en general y recogerlo será un coñazo. El fruto es crujiente y bastante más dulce que un pimiento italiano rojo que son los más dulces que conociamos. El aspecto es el de un pimiento picante pero sin picor.
Y hasta le han dado un premio pero eso para mi es secundario.

domingo, 12 de febrero de 2012

Criterio de demarcación--Para lo que sirven los amigos

Dificil decidir lo que es ciencia de lo que no lo es. En ese empeño han trabajado muchos filósofos de la ciencia durante la historia de la humanidad. Por dificil que sea, hay una cosa fácil de discernir: las chorradas. El caso Benveniste provocó un aluvión de reacciones en todo el mundo. Con un poco de sentido común se verá la imposibilidad de que el agua tenga memoria. Seríamos todos inmortales después de las veces que se ha diluido cualquier sustancia en el ciclo del agua en la tierra. De todos modos como en la agricultura hay agri pero poca cultura los métodos milagrosos abundan (quien no recuerda el CEN). Aquí el criterio de demarcación es muy sencillo: cuando pasan los años y su consumo decae es que no será tan bueno el producto que nos venden.
 Ni los amigos le han valido. Gran voz, poca cabeza.

sábado, 11 de febrero de 2012

Control Integrado de plagas

Desde hace unos años en Almeria se ha producido una evolución en el control de plagas. Se ha pasado de un control químico a un control integrado. A la vez y más importante se esta creando una evolución en la forma de pensar del agricultor respecto al tema.
El control integrado de plagas reside en el uso de una combinación de métodos agricolas para que las plagas no causen daños económicos al cultivo. Así, se utilizarán métodos químicos, biológicos, físicos, culturales y genéticos para llevarlo a cabo.
De manera que se utilizarán variedades e injertos que ayuden a garantizar un buen resultado con sus resistencias o tolerancias contra virus, hongos y nemátodos. Se utilizarán barreras físicas - telas antitrips-, que dificulten la entrada de plagas en los primeros estadios del cultivo, cuando este es más sensible.
Se hace necesario la utilización conjunta de insectos auxiliares y tratamientos químicos respetuosos, para el control de plagas y enfermedades, enfermedades que habría que limitar mediante el control de las condiciones climáticas dentro del invernadero y el uso de la fertirrigación que lleve nuestro cultivo lo más equilibrado posible.
Pero todo esto siendo de vital importancia no sería suficiente sin la debida atención a los cultivos. Observación y prevención son los términos fundamentales en este control. Observar los primeros focos de plaga para que no se extiendan y prevenir futuros problemas.
El control integrado de plagas ha provocado la aparición de nuevas plagas, antes controladas con los insecticidas de amplio espectro, plagas contra las cuales apenas disponemos de armas, solo la prevención que a veces no es suficiente, incluso el control es más complicada en unos cultivos que en otros , pero, que quereis que os diga, yo recuerdo hace unos pocos años cuando la mosca blanca y trips arrasaba los cultivos, cuando el uso de ilegales estuvieron a punto de acabar con la agricultura- y estuvimos muy cerca del fin, muy muy cerca- y me veo ahora con mis problemas de plagas y no hay comparación.
A pesar de los claroscuros- nemátodos, cochinillas, creonteades...-, sin duda es el camino.

viernes, 10 de febrero de 2012

Técnicas antiguas

El famoso sanwich que históricamente hemos hecho en los enarenados (arena, estiercol, tierra de cañá y suelo) algunas veces da problemas porque hemos abandonado el retranqueo estandar que reinicializaba el suelo después de unos años (como si fuera un ordenador). Al no retranquear y dependiendo de la tierra aportada, ésta puede ponerse muy dura co lo que dificulta la penetración de las raices jóvenes. Solución parcial: volver al mancajillo.

jueves, 9 de febrero de 2012

Hablando de virus... (Capítulo 4. Defendiéndose y contraatacando)

La batalla entre los virus y las plantas se libra dentro de las células vegetales. Es una batalla silenciosa a nivel molecular, donde las armas de los dos contrincantes –no podía ser de otra forma– son proteínas y enzimas. A pesar de los grandísimos avances que se han realizado en las últimas dos décadas –os aseguro que este tema no se parece en nada a lo que estudié en la carrera a principios de los 90–, los científicos todavía desconocen gran parte del arsenal y las estrategias de plantas y virus. Podéis imaginar que si el tema no era sencillo en los post anteriores, menos lo es en éste… Trataré de hacerlo más cercano y comprensible volviendo a la “fabrica celular” que describíamos en el primer post de esta serie.
Las plantas –como cualquier organismo vivo– se defienden de los continuos ataques químicos, biológicos y ambientales que reciben. Una parte de esa defensa depende de genes que se expresan aunque la planta no haya tenido nunca relación con el patógeno –o sea, está genéticamente predeterminada–. Esta resistencia genética ha aparecido por la evolución conjunta de la planta y el patógeno a lo largo de cientos de miles de años y los genes que la regulan son los famosos genes de resistencia. Hay genes de resistencia para todo tipo de patógenos (hongos, bacterias y virus), aunque como estamos “hablando de virus” nos centraremos en ellos. Pero antes debo de aclarar que los términos que emplean las casas de semillas y los virólogos para referirse a la relación entre plantas y virus son muy distintos. Las casas de semillas –siguiendo este documento de la ISF (International Seed Federation)definen resistencia como la habilidad de una planta para LIMITAR el desarrollo de una enfermedad y establecen dos niveles –resistencia alta (HR) y resistencia intermedia (IR)– según se muestren pocos o muchos síntomas. Sin embargo los virólogos hablan de resistencia si el virus sólo se duplica en la primera célula infectada; de tolerancia si el virus invade la planta y acumula viriones, pero no aparecen síntomas de la enfermedad; y de sensibilidad si el virus invade la planta y ésta muestra algún síntoma, por leve que sea(1). Vamos, que muchas de las variedades resistentes para las casas de semillas serían consideradas plantas sensibles por los virólogos; pero no hay nada peyorativo en esta distinción. La resistencia intermedia a CVYV (el “virus de la vena”) en pepino evita los síntomas sin impedir ni la replicación del virus ni la acumulación de viriones; un virólogo la llamaría tolerancia, pero nos salvó la vida a los pepineros hace 10 años. Las resistencias intermedias a CYSDV (el “virus del amarilleo”) en pepino y a TYLCV (el “virus de la cuchara”) en tomate limitan la duplicación y el movimiento del virus, pero no impiden la aparición de síntomas; para un virólogo serían plantas sensibles, pero a nosotros nos permiten hacer control integrado en pepino y seguir cultivando tomate en algunas áreas de Nijar, donde la presión del “virus de la cuchara” es brutal. Aunque el objetivo final de los virólogos es encontrar genes de resistencia que IMPIDAN la replicación del virus, mucho tenemos que agradecer –al menos en Almería– a estas resistencias intermedias incorporadas por los genetistas de las casas de semillas…
Como ya vimos en el primer post de la serie, los genes –también los genes de resistencia– codifican proteínas, así que serán estas las responsables de la resistencia de la planta al virus. A veces la resistencia genética es pasiva y no implica una actuación de las células vegetales. Nuestra fábrica celular simplemente modifica ligeramente una de sus máquinas –la proteína codificada por el gen de resistencia– que ya no sirve para hacer copias del virus. Pero en muchos otros casos la resistencia genética es activa, y es la presencia del virus la que desencadena una serie de reacciones en la célula infectada. La más conocida y mejor estudiada es la reacción de hipersensibilidad (HR, del inglés Hypersensitive Response) Una reacción de hipersensibilidad  me recuerda mucho al final de una película de James Bond; con la alarma sonando estrepitosamente, tiros y explosiones por todas partes y un botón de autodestrucción. Esta vez nuestra fábrica celular detecta la presencia del enemigo y, después de enviar una señal de alarma al resto de las fábricas –las otras células de la planta–, dispara todas sus armas y se autodestruye tratando de matar al virus. En estos casos (podéis ver un esquema en la primera imagen) la planta ha desarrollado una proteína –codificada por un gen de resistencia (R)capaz de interaccionar con una proteína del virus denominada por ello elicitor –codificada por uno de los genes virales, denominado gen de avirulencia (avr)–; si las dos proteínas se unen, el compuesto resultante dispara toda una serie de mecanismos de defensa vegetal. Se producen en el interior de la célula altísimas concentraciones de agentes oxidantes, hormonas vegetales, toxinas –como las fitoalexinas– y las famosas proteínas de la patogénesis (PR proteins, por el inglés Pathogenesis Related protein) –un grupo muy heterogéneo de proteínas con efecto contra patógenos que últimamente están muy de moda–. La inmensa mayoría de estas sustancias tienen cierta actividad contra hongos y bacterias, pero a los virus no les hacen ni cosquillas; ahora bien, este “pelotazo” químico acabará matando a la célula infectada –al tiempo que endurece y engrosa su pared celular– para así impedir que el virus se mueva a las células vecinas. No se sabe con seguridad cual –o cuales– de estas sustancias intervienen en el aviso al resto de las células de la planta, pero el caso es que las demás células comienzan a activar los mismos mecanismos de defensa y –aunque en menor concentración y sin morir– a acumular las mismas sustancias, adquiriendo así cierta resistencia a los patógenos. En los alrededores de la célula suicida este proceso se denomina resistencia local adquirida (LAR), comienza casi inmediatamente y tiene mayor intensidad. En otras partes más alejadas de la infección se denomina resistencia sistémica adquirida (SAR) comienza más tarde y es menos intensa(2). Todo esto ocurre continuamente en nuestras fincas de pimiento; las resistencias a tobamovirus –los “virus de la verruga” de las solanáceas– y a TSWV –el “virus del spoted”– controladas respectivamente por los genes L4 y Tsw,  funcionan exactamente de esta forma. Sin embargo, todos sabemos que las resistencias genéticas se rompen en muchas ocasiones. Con temperaturas muy altas y alta presión del virus el sistema proteico que dispara la resistencia puede fallar, pero el contraataque de los virus se basa en la extraordinaria facilidad con la que pueden aparecer cepas capaces de burlar la resistencia genética; los virus sufren mutaciones, recombinaciones entre cepas, recombinaciones con el genoma del huésped… Especialmente problemático es el caso del TSWV que –además de lo dicho– puede intercambiar alguna de las tres hebras de ARN de su genoma entre cepas (reasociarse)  o recombinar con su vector, con lo que presenta una variabilidad tremenda. Según este reciente estudio, donde unos franceses destripan la madeja que va dejando el “virus del spoted” alrededor del mundo, la reasociación estaría muy relacionada con la ruptura de la resistencia genetica a TSWV en pimiento proporcionada por el famoso gen Tsw.
Pero, aunque parezca mentira, si hablamos de virus vegetales la resistencia genética es sólo un complemento. El principal mecanismo de defensa antiviral de las plantas está basado en el reconocimiento y destrucción del ARN de los virus y forma parte de lo que los científicos denominan Silenciamiento Génico Post-Transcripcional (PTGS por el inglés Post-Trascriptional Gen Silencing) Detrás de este pomposo nombre está lo que muchos consideran como el primer gran descubrimiento científico del siglo XXI (sus primeros postuladores, los norteamericanos C. C. Mello y A. Fire, recibieron por su trabajo el Premio Nobel en el 2006) Este tema mantiene hiperactivos a los biólogos moleculares de medio mundo, pues su comprensión y control puede traer soluciones médicas y biotecnológicas impensables hace sólo unos años –también en el ámbito de la agricultura, como veremos otro día–. Para los muy frikis he tratado de resumir lo básico del proceso en la segunda imagen (tampoco llego mucho más allá) aunque evidentemente es muchísimo más complicado… El PTGS es un complejo mecanismo celular con el que los seres vivos controlan la expresión de los genes, y su funcionamiento me recuerda mucho a una especie de Control de Calidad de nuestra fábrica celular. Recordemos que en el centro de operaciones de nuestra fábrica –el núcleo celular– las instrucciones escritas en ADN se copiaban en ARN –durante la trascripción genética–. Algunas de estas copias se doblan sobre si mismas formando un bucle de ARN doble. Cuando llegan al citoplasma, estas copias dobladas no pueden traducirse en los ribosomas –los talleres que fabrican proteínas–, pero si son trabajadas por el sistema de Control de Calidad de nuestra fábrica celular, que corta con unas tijeras –un complejo enzimático denominado DICER– el bucle de ARN doble en dos pequeños pedacitos llamados micro-ARN (o miRNA, por sus siglas en ingles) Después, los Inspectores de Calidad –un complejo enzimático denominado RISC– buscan en toda la fábrica celular cualquier copia de ARN que encaje con estos micro-RNA y –una vez la encuentran– rompen o estropean la copia, impidiendo así que los ribosomas fabriquen la proteína que codificaba. De esta manera la célula controla qué proteínas tiene que fabricar en cada momento. Pues bien, los virus vegetales fabrican en algún momento de su ciclo ARN doble. Cuando el Control de Calidad encuentra en nuestra fábrica celular ARN doble procedente de un virus lo corta con sus tijeras –el complejo DICER– en pequeños pedacitos llamados pequeños ARN interferentes (o siRNA, por sus siglas en inglés) Los inspectores de calidad –el complejo RISC– utilizan algunos de estos pequeños ARN interferentes para reconocer el ARN del virus y destruirlo, deteniendo así la infección. El Control de Calidad también utiliza parte de los pequeños ARN interferentes para fabricar más ARN doble y volverlo a cortar, amplificando el control del virus. Además envía parte de los  pequeños ARN interferentes a otras células, creando una protección antiviral sistémica. El control de virus vegetales mediante PTGS es un mecanismo muy efectivo que protege a las plantas de la mayoría de los virus vegetales (si no fuera por él casi podría decirse que todos los virus infectarían a todas las plantas), pero –como bien sabemos– no es infalible. Se sabe que algunos virus son capaces de interferir y desactivar este sistema (los potyvirus son expertos en esto), o de modificar algunas estructuras celulares para replicarse a salvo de los complejos RISC. En esta guerra ninguno de los dos contrincantes va a rendirse. Llevan así millones de años y así seguirán unos cuantos millones más, siempre defendiéndose y contraatacando. ..
Edito porque se me había olvidado que los virus muchas veces atacan conjuntamente, especialmente cuando dos virus son transmitidos por el mismo vector. En Almería es muy fácil ver infecciones simultáneas de TYLCV y ToCV en tomate, o de CVYV y CYSDV en pepino –los cuatro trasmitidos por Bemisia tabaci–, o de TSWV y PMoV en pimiento –trasmitidos por Frankliniella occidentalis–. En estas infecciones mixtas los mecanismos de defensa vegetal que desactiva un virus favorecen la duplicación del otro virus (y viceversa) provocando síntomas mucho más graves.
Pero… ¿Qué hacemos nosotros en esta guerra? Pues hasta ahora hemos sido casi neutrales; poca cosa hemos hecho para ayudar a nuestros cultivos en su guerra contra los virus. Aunque quizás, gracias al conocimiento acumulado en la última década, pronto estemos en la primera línea del bando de las plantas… Pero eso lo veremos en un próximo post.

(1)Aparte –y permitidme el tono de broma– está el término “antivirus” demasiado utilizado en nuestro sector y que jamás debe emplearse fuera de una tienda de informática. Este “palabro” confunde, genera falsas expectativas y acaba ocasionando problemas a agricultores, técnicos, almacenes y casas de semillas. Así que –en mi opinión– siempre es mejor hablar profesionalmente y con propiedad, aunque haya que repetir las cosas veinte veces.
(2)En este sistema de defensa de las plantas se basan muchos de los famosos inductores de resistencias englobados en el concepto “otros medios de defensa fitosanitaria” y conocidos vulgarmente como “productos ecológicos”. Claro que el hecho de que exista una base científica importante no quiere decir que en la práctica todos funcionen…

miércoles, 8 de febrero de 2012

El factor humedad

Muchas han sido las veces que en el blog se ha comentado de la humedad relativa y desde muchos y diferentes puntos de vista, y yo aquí sigo dando la brasa con el tema una vez más, y es que la considero de suma importancia para el exito final de la explotación.
Tal es su importancia que quizás ( y digo quizás) si la humedad relativa hubiese sido elevada, los daños por helada de estas pasadas noches no hubiesen sido tan cuantiosos, y es que muchos invernaderos se quedaron esa noche en un 20% de humedad relativa.
Tal es su importancia que su exceso, con valores cercanos al 100% en otoño e invierno son fundamentales para la proliferación de enfermedades, lease mildiu, botritis o esclerotinia.
Tal es su importancia que nos determinará el exito o fracaso en cultivos de primavera como melon o sandia, si en el escaso tiempo de su floración las condiciones de humedad relativa no son buenos, es decir si son muy bajas o son muy altas, la producción será muy escasa.
Tal es su importancia que descensos acusados de humedad provocará marras de cuaje, malformación de frutos, escaso crecimiento vegetativo, lenta adaptación de auxiliares... y así podría seguir enumerando episodios en donde es determinante este factor y aún así, a pesar de conocer todo esto, creo que sigue siendo la más descuidada de las prácticas agricolas.

martes, 7 de febrero de 2012

Los maravillosos 2000

Mirando la serie de precios medios del pimiento desde 1999 hasta 2009 del ministerio de agricultura aparecen estos: 1999 (53,06: 51,89); 2000 (76,51: 72,15); 2001 (64,70: 59,2); 2002 (60,39: 53,09); 2003 (78,23: 66,34); 2004 (86,35: 70,56); 2005 (67,86: 50,81); 2006 (69,11: 51,63); 2007 (85,2: 61,37); 2008 (84,76: 57,55); 2009 (64,99: 47,66). La primera cifra es la media nominal en céntimos de euro y la segunda, en negrita, las medias ajustadas a la inflación con base en 1998.
Altibajos como ya sabiamos de más, pero la inflación de los años de burbuja ha sido muy dañina porque el valor real de los frutos ha bajado pero el de los costes de producción ha aumentado mucho como así atestiguan los datos de inflación de la serie histórica: 1999 (2,2); 2000 (3,5); 2001 (2,8); 2002 (3,6); 2003 (3,1); 2004 (3,1); 2005 (3,4); 2006 (3,6); 2007 (2,7); 2008 (4,1); 2009 (-0.2) si la fuente que he utilizado no me engaña. Un total del 31,9 en 11 años. Al mismo precio del 98 el valor real ha perdido el 31,9 %.
Se habla en política económica de los felices 2000 en España. Pero para los agricultores de un cultivo tan bueno como el pimiento no lo fueron. Como habrá sido para cultivos peores?

lunes, 6 de febrero de 2012

Nereistoxinas

Parece que otra vez empezamos a mierdear. Vovemos a bailar el Tango y nos pillan con las manos en la masa. Los derivados de nereistoxinas son muy populares en China pero NO ESTAN AUTORIZADOS EN LA UNIÖN EUROPEA. Vale que haya mucho trips pero ya estamos experimentados en la lucha contra el trips, lo mejor son las placas amarillas.
Fueron aisladas por Nitta en 1934 del gusano marino Lumbriconereis heteropoda y es una neurotoxina, afecta el sistema nervioso. Desde entonces se han producido muchos derivados, sobre todo en China aunque también hay patentes europeas. De ellos los más conocidos son Caltap. Bensultap, Tiosultap y Tiociclam. En el IRAC MoA se clasifican en el grupo 14: Bloqueadores del canal nicotinidico receptor de la acetilcolina, pero no se conoce completamente su modo de acción.

domingo, 5 de febrero de 2012

La espiral del silencio--Nadie nos va a parar ahora

Elisabeth Noelle-Neumann era una joven nazi en los años cuarenta. Después se dedicó a estudiar porque se producen esos fenómenos de opinión masivos. Su teoría de la espiral del silencio trata de explicarlos. En pocas palabras la gente se adhiere a una opinión generalizada por tal de no quedar aislada indpendientemente de que esa opinión sea real o no, sea positiva o negativa para sus intereses.  Saco esto a colación porque después de que sea aprobado el acuerdo con Marruecos (que ya sabemos que es malo para nuestros intereses) el conjunto de comerciales, compradores, plataformas, intermediarios y demás va a vendernos la moto de que los bajos precios se deben única y exclusivamente a ese acuerdo con lo cual diluiran sus responsabilidades y todos tan contentos. El problema de caer en esta espiral es que la gente por inercia dejará de buscar otras explicaciones concomitantes tan importantes o más (debilidad de los ofertantes, fallos de comercialización, necesidades financieras y otros). Osea cornudos y apaleados.
Un poco de ánimo: nothig's gonna stop us now del mítico grupo Jefferson starship
And we can build this dream together
Standing strong forever
Nothings gonna stop us now
And if this world runs out of lovers
Well still have each other
Nothings gonna stop us, nothings gonna stop us now

sábado, 4 de febrero de 2012

Clorosis en tomate

Continuando con el post de ayer de entomofílico sobre el Tocv y otras clorosis en tomate, el compañero Licopeno77 me manda estas fotos y el comentario siguiente:
"Estos síntomas se aprecian cada vez más en el cultivo de tomate de la zona de Nijar con siembras de octubre.
Se aprecia un amarilleo severo que llega incluso a secar las hojas basales, el ápice se paraliza y se riza, su distribución es aleatoria.
Hace años se venia viendo plantas aisladas y no se le prestaba ninguna atención, achacandose a problemas relacionados con baja C.E. en suelo, debido a lavado de sales consecuencia de agua de lluvia. Pero estos síntomas son cada vez más frecuentes, pues antes solo se observaban en plantaciones en primavera y especialmente en variedades de verde y raf, pero ahora se ve en casi todos los tipos de tomate, y siempre en estas fechas.
En cultivos con un estado fenológico avanzado pueden observarse pero menos acusados.
Lo que se aprecia en las fotos, comienza a partir del tercer ramo, tanto en zonas de lavado por agua de lluvia como en zonas secas, la C.E. se ha medido en planta sin síntomas y con síntomas y es la misma, más o menos la adecuada para tomate y en la zona de Nijar, 5-5.5dS/m.
Tras realizar análisis de suelo de la zona concreta, así como análisis foliar, lo único que se obtiene es una carencia de nitrógeno, como evidencian los síntomas, pero la planta apenas responde ante la aplicación de nitrogeno via suelo o via foliar. Con aplicaciones de zinc, manganeso y molibdeno, via foliar, la planta mejora pero no lo suficiente.
Tras hablar con otros técnicos de la zona, todos tenemos la misma pregunta ¿que demonios produce estos síntomas?, ya que en cultivos sembrados en agosto no se observa ninguna planta con estos síntomas.
Para mi parecer esto me recuerda un poco a los problemas que teniamos antes de conocer la existencia de ToCV, que todos pensabamos en una carencia de Zn-Mn, tal y como pasa con este Expedient X. En fin espero que alguien pueda ayudar a resolver este tema. Un saludo y gracias·"
Y yo añado, gracias al compañero Licopeno77 por su colaboración.
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