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lunes, 30 de marzo de 2015

Si. Este año hay más virus en los melones

Aunque el año pasado las plantas infectadas se contaban con los dedos de la mano en una finca, este año veo muchas más. La razón la desconozco. puede que los calabacinos se hayan aguantado más tiempo pero solo es una hipótesis. El caso es que veo incluso fincas con el 20 % de las plantas infectadas. Si esto sigue a este ritmo los próximos años pueden ser tremendos. La suerte es que las plantas se distinguen bien y la comercialización no debe verse afectada. Los melones sanos se notan fácilmente.











miércoles, 25 de marzo de 2015

Dobles techos: en resumen

En este blog se han escrito varios post sobre dobles techos y por varios autores. Pero ahora sale esta publicación de Entomofílico en los documentos técnicos de Cajamar donde se desarrolla el tema de forma compacta y resumida. Aquí lo podeis descargar: Sistemas pasivos de climatización en tiempos frios: Dobles techos. !Que aproveche¡

domingo, 22 de marzo de 2015

Sandías rajadas y flores hermafroditas

Llevamos un inicio de cuaje de sandías muy complicado... El mes de marzo está siendo criminal, y no solo por los días nublados y lluviosos -que no dejan trabajar a las abejas- y las nieblas -que no permiten un buen prendimiento del polen, aunque trabajen las polinizadoras-; a estas dificultades hay que sumar la aparición en los cultivos en pleno cuaje de frutos recién cuajados que -como los de la primera foto- rajan cuando aún no han alcanzado el tamaño de un huevo de gallina. Estos frutos provocan el desconcierto y generan teorías peregrinas, ampliamente comentadas en los corrillos de medio campo.
Pero si se mira con atención a estos frutos, la causa del rajado es evidente: los frutos que rajan proceden de flores hermafroditas. Como podéis ver en la segunda foto -que muestra en detalle el extremo distal de uno de los frutos- junto a los pistilos y estigmas de una flor femenina aparecen los estambres típicos de una masculina, si bien es cierto que las anteras son casi vestigiales e incapaces de producir polen. Es bien sabido que las variedades comerciales de sandía tienen flores machos y hembras, así que la aparición de estas flores hermafroditas es un accidente, derivado de un problema fisiológico. Los frutillos de sandía que se rajan en nuestros invernaderos son insalvables; estaban condenados desde antes de que una abeja cargada de polen pasara por la flor. Las causas últimas de la aparición de este problema derivan de una alteración del equilibrio hormonal de la yema floral -localizada en los cogollos de nuestras plantas- inducida por las condiciones climáticas. Tratemos de desentrañar el misterio...
En las cucurbitáceas la regulación del sexo de la flor depende principalmente del etileno, que suele inducir la formación de flores femeninas, no nos faltan ejemplos de ello. Los porros a base de auxinas típicos del calabacin -además de inducir la partenocarpia en las flores desarrolladas- generan un aumento de la síntesis de etileno que -además de marear a la planta- induce la diferenciación de nuevas flores femeninas. Por el contrario en la mejora y producción de semillas de pepino es necesario inducir la emisión de flores masculinas en el parental macho, para lo que se utilizan diversos inhibidores del etileno -como el nitrato de plata o el AVG-. Sin embargo, en sandía la cosa no estaba tan clara, pues la aplicación de etileno aumentaba el número de flores macho... Fruto de una investigación de la UAL -concretamente del grupo de mi admirado profesor Jamilena- el año pasado se publicó un trabajo que arroja luz sobre el asunto -ver aquí-. Parece ser que el etileno juega dos papeles distintos en la sandía; por un lado una producción alta en la planta aumenta el número de flores macho, pero por otra parte es necesario un alto contenido de etileno en los tejidos de la flor hembra, así que si no se alcanzan estas concentraciones aparecen flores hermafroditas que incluso pueden llegar a mostrar estambres viables. La aparición de flores hermafroditas coincidió siempre con temperaturas muy elevadas, que hicieron disminuir la actividad de la planta y con ella la producción de etileno del ápice.
Habrá quién piense que no es precisamente calor lo que hizo en nuestros invernaderos de sandía a primeros de marzo, cuando comenzaron a formarse esas flores... Pues depende, porque un invernadero cerrado durante el día -tratando de acumular calor- puede calentarse bastante, lo que combinado con los saltos térmicos brutales no les sienta nada bien a nuestras plantas. Y a las pruebas me remito; en la última imagen están las temperaturas de los últimos días de la primera semana de marzo en el invernadero donde aparecieron los frutos de las fotos anteriores; pasamos de tener saltos térmicos de unos 12ºC a saltos de 25ºC. Quizás las temperaturas no fueran demasiado elevadas durante el día, pero los días muy soleados y las noches rasas muy frías no son una buena combinación para la actividad de planta... Y parece ser que tampoco para la producción de etileno en el ápice, donde se forman nuestras deseadas flores hembra.

jueves, 19 de marzo de 2015

CALIDAD DEL AGUA DE RIEGO

El Laboratorio de Salinidad de Riverside en California, a propuesta de Richards (1956) estableció unos parámetros para la clasificación de las aguas de riego que han sido utilizados por muchos años en todo el mundo. Básicamente, y de manera simplificada, para la catalogación de las aguas destinadas al riego, se tenía en cuenta por un lado su conductividad eléctrica para valorar la posible salinización del suelo y su pérdida de productividad y por otro lado se calculaba el SAR (Sodium Adsorption Ratio) del agua de riego para valorar el efecto negativo del exceso de sodio sobre las propiedades físicas (pérdida de permeabilidad o infiltración) y/o químicas (aumento del pH o alcanilización) del suelo. Estas directrices, que eran muy restrictivas para valorar el riesgo de salinización, fueron revisadas en 1972 con los nuevos parámetros de Conductividad Eléctrica mostrados en el diagrama en fondo amarillo. Esta revisión fue incompleta puesto que no corregía el desajuste en la valoración del riesgo de sodificación al no correlacionarlo con los efectos de mejora que producen las altas conductividades sobre este parámetro. Actualmente se desaconseja totalmente valorar las aguas de riego utilizando estas directrices y es recomendable, para profundizar en este aspecto, revisar el artículo de M. Olias, J.C. Cerón y I. Fernández “Sobre la utilización de la clasificación de las aguas de riego del U.S. Laboratory Salinity (USLS) en Geogaceta nº 37 (2005) paginas 111-113.

En 1976 se publican las Directrices de la FAO en “Calidad del Agua de Riego para la Agricultura” en el nº 29 de la Serie Riego y Drenaje por Ayers y Westcot. En estas directrices los parámetros de salinidad mantienen valores muy parecidos a los contemplados por el USLS en su revisión de 1972. Los cambios más importantes se producen al valorar el riesgo de las altas concentraciones de sodio sobre las propiedades físicas y químicas del suelo. Ahora no se habla de sodicidad o alcalinización sino de permeabilidad. Se introduce el concepto de SAR ajustado que, además de las relaciones entre las concentraciones de sodio, calcio y magnesio, tiene también en cuenta los contenidos de carbonatos y bicarbonatos, la CE del agua de riego y el tipo de arcilla predominante en el suelo al que se aplicará el agua. Aunque con estas directrices se mejoró notablemente la valoración de la calidad del agua para el riego en agricultura también era evidente lo farragoso del cálculo del SAR ajustado y la dificultad para el conocimiento del contenido de los distintos tipos de arcillas presentes en el suelo.

Estudios posteriores permitieron simplificar la valoración de la calidad del agua de riego para la agricultura. Las directrices mencionadas anteriormente fueron revisadas por los mismos autores en 1985 y se reimprimieron en 1989 y 1994 en la misma publicación, es decir, el nº 29 de la Serie Riego y Drenaje “Calidad del Agua para la Agricultura”. Estas directrices se mantienen en vigor y de momento no han sido revisadas ni modificadas por la FAO. En ellas permanecen los mismos criterios sobre los problemas de salinización. Se cambia la denominación de “permeabilidad” por la de “infiltración”. Recordar que la infiltración se refiere a la entrada de agua en el suelo (velocidad o tasa de infiltración) mientras que la permeabilidad se refiere mas bien a la percolación del agua infiltrada a través del suelo. En estas nuevas directrices se retoma el concepto de SAR en combinación exclusivamente con la CE del agua. Las directrices contemplan que cuando se prevean problemas importantes de infiltración se puede emplear el método del SAR ajustado. La publicación mencionada hace referencia pormenorizada y exhaustiva de todos y cada uno de los aspectos que se están mencionando. El cuadro mostrado es solo un resumen de las directrices. He querido resaltar en este cuadro la mención expresa referente a la toxicidad potencial para algunos iones específicos. Si nos fijamos, para el cloro y el sodio, queda perfectamente aclarado que la mayoría de los cultivos anuales (hortícolas) no son sensibles a dicha toxicidad y que las altas concentraciones de estos iones, que el agua de riego pueda tener, deben de ser valoradas desde el punto de vista del aumento de la CE que producirán en el suelo y por lo tanto la disminución de rendimiento que ello conlleva.


En este otro cuadro se muestra la representación gráfica de los valores numéricos mostrados en el anterior. Se aprecia claramente como aguas de altas conductividades soportan mayores valores de SAR sin pérdida apreciable de su capacidad de infiltración. Por ejemplo, un valor de SAR de 10 sería muy problemático para un agua de riego de una CE por debajo de 0,5 dS/m mientras que si el agua tuviera una CE de 3,0 dS/m no se esperaría en el suelo ningún tipo de problema relacionado con su capacidad de infiltración.

Por cierto, es frecuente encontrarse  análisis de disoluciones nutritivas de suelos (extractos de la pasta saturada) o de sondas de succión, en los que aparece el valor del SAR. El SAR solo está estudiado y valorado como un parámetro de las aguas de riego para predecir su posible incidencia en la capacidad de infiltración del agua de riego. Por lo tanto no tiene sentido ni debe de ser utilizado este parámetro fuera de su contexto.

En una próxima entrada hablaremos de la relación entre las características del agua de riego y el suelo y de como minimizar los efectos negativos sobre el suelo y/o los rendimientos de las cosechas de aquellas aguas consideradas de dudosa calidad.

domingo, 15 de marzo de 2015

Hic sunt dracones--Madre tierra

En la edad media, cuando el conocimiento de la geografía no era muy bueno, los cartógrafos se cuidaban de advertir, en los mapas algunas zonas especialmente peligrosas o desconocidas con la frase que da título al post: Aquí hay dragones. Viene a cuento por la tendencia en la agricultura (agricultores) de adentrarse en territorios un tanto desconocidos o, al menos, no bien asentados. Ese territorio borroso es donde se están internando al cultivar con la técnica conocida en el extranjero como "Effective microorganisms", en castellano "microorganismos efectivos". Aquí ahora son la revolución prometida, no se necesita desinfectar ni abonar. Solo gastarte unos 4000 euros por Ha, con pago anticipado, y cada semana te dan unos sobres de microorganismos que se vierten en la balsa. ¿Y que microorganismos son? Lactobacillus casei, muy abundante en los humanos; Rhodopseudomonas palustris, muy abundante en la naturaleza más podrida; y levadura de cerveza Saccharomyces cerevisiae; más algunos otros que no dicen.
Yo en principio no me mojo sobre su funcionamiento, ya se verá. Pero en un artículo publicado por su inventor (Teruo Higa) con un especialista en microbiología del suelo (James F. Parr) uno de los inconvenientes que encuentran es:  "the main limitation...is the problem of reproducibility and lack of consistent results." El artículo es este.
O sea problemas de reproducción de resultados consistentes. Sin embargo han creado una empresa multinacional para propagar la buena nueva por el orbe.
trabajando en ecológico, u agricultura orgánica puede ser una opción. En agricultura tradicional como la nuestra, hay que verlo.
 Ya está aquí el verano

viernes, 13 de marzo de 2015

COMO PODER BLANQUEAR SIN DEPENDER DE NADIE POR POCO DINERO


Un Bloguero me ha mandado esta entrada que supongo y espero muchos de vosotros la encontraréis muy útil, a mi me lo parece, además de ingeniosa. Gracias por la colaboración. Esta es su entrada:

Buenas os voy a hablar de cómo modificar una de las bombas de sulfato más vendidas en Almería, la M50.













Esta bomba puede dar un caudal de 50 litros por minuto y una presión de 40 kg, pero tiene un problema, el mando de la bomba nos frena el caudal pues las salidas que tiene son de ¼ “, por lo tanto la bomba nos da muy fácilmente la presión máxima pero con muy poco caudal. Para que esta bomba sea útil lo mejor es quitarle el mando que trae.



En esta foto lo que se puede ver es la bomba sin mando. En Agromecanica Ismael nos han hecho un acople para la salida de la bomba con terminación en rosca de ¾ “ que es lo máximo que nos pueden hacer para esta bomba. Precio 25 €.






En Novedades Agrícolas hemos comprado un mando nuevo. Precio 48 €. El latiguillo hidráulico, para poder unirlo a la bomba, lo hemos comprado en Frenos Sánchez por 27 €. La plataforma para sujetar el mando, en Hermanos Fernández en el polígono del mercadillo de Vicar, 10 €.



Mirar, el truco para no perder caudal es que el líquido tiene que ir directo de la bomba a la goma de blanqueo sin pasar por el mando. El mando se utilizará para regular la presión pero sin frenar el caudal. La goma de blanqueo la conectaremos en la “T” que vemos en la foto con un tapón, de esta forma nos evitaremos retenciones.

La goma que se ve cortada en la foto es la que utilizaremos para el blanqueo. Yo recomiendo goma de 25 mm si tenemos suficiente goma con 200 m , para tramos más largos, por ejemplo 300 m, recomiendo que los primeros 100 m sean de 32 mm y lo demás de 25 mm para no perder caudal.
Este equipo que se ve en la foto tiene dos salidas para sulfato y una para blanqueo. Si tenemos una finca grande en la que se sulfate con 3 ó 4 pistolas tendríamos que conectar la goma que le llamamos del blanqueo a la instalación para que no nos falte ni presión ni caudal.



Para que la bomba esté bien alimentada recomendamos colocar dos alcachofas.

Muchos de los que tenéis esta bomba os pensareis que os estoy tomando el pelo, pero os aseguro que si la ponéis a máxima presión no tendréis fuerzas para aguantar la pistola mas de 10 minutos.
El que quiera llamar para que le blanqueen que llame, es más cómodo, el problema viene cuando llueve, que nos llueve a todos y no se encuentran blanqueadores. Yo soy de los que piensa que lo mejor es tener plena autonomía para poder blanquear cuando lo necesite. Siempre un palet de blanco preparado por si llueve para que no se nos quemen las plantas. Gracias.


martes, 10 de marzo de 2015

Pulgones de raíz (Smynthurodes betae)

Hace unos 10 días un compañero me envió unas fotos por WhatsApp, comentándome que había encontrado unos bichos en las raíces de unas plantas de sandía injertada -que no acababan de enraizar- y que los cepellones estaban llenos de hormigas. Si estaba sorprendido al encontrar a estos insectos en la raíz de una planta enferma, más se sorprendió cuando le respondí que lo más probable es que fueran pulgones, pero que antes de asegurar nada me hiciera llegar la planta para poder verlos en detalle. Cuando tuve una de estas plantas en mis manos pude comprobar que estaba en lo cierto; se trataba de una colonia de Smynthurodes betae, un pulgón que -como podéis ver en las fotos de la primera imagen- vive en las raíces de muchas plantas y NO tiene sifones (lo cual explica en gran medida el desconcierto inicial de mi colega)

Y es que también hay pulgones que viven en la raíz, aunque son más frecuentes en gramíneas -como los cereales- que en otras herbáceas -como son la mayoría de las hortícolas-. Precisamente  Smynthurodes betae es uno de los pocos pulgones de raíz que prefiere las dicotiledóneas y, aunque recibe el nombre común de pulgón de la raíz de la judía, lo cierto es que puede colonizar gran número de hortícolas y ornamentales, siendo considerado como muy polífago[1]. Puede parecer una mera curiosidad, pero lo cierto es que por esos mundos de dios y sobre todo en cultivos extensivos -y especialmente en cereales- los pulgones de raíz son una plaga bastante seria. Centrándonos en nuestras sandías injertadas, como a las avispas parasitoides de pulgón no les gusta escarbar por las raíces, el control de este problema ha de ser químico. Inicialmente pensé en la pimetrocina aplicada en cucharreo, pero no estoy seguro de su eficacia... Si llega a alcanzar al pulgón actuará por contacto -aunque los adultos de esta especie están protegidos por una fina capa cérea-, pero no tiene sistemia descendente, así que no estoy seguro de si llegará al floema de la raíz -que es de lo que se alimentan estos pulgones-; un razonamiento similar puede aplicarse a los neonicotinoides, así que quizás la mejor solución sea aprovechar la sistemia floemática del spirotetramat, de forma que el producto -aunque aplicado vía foliar- alcance de forma sistémica el floema de las raíces. Con lo expuesto hasta ahora quedan contestadas las preguntas más acuciantes -¿qué es y cómo lo mato?-, pero lo cierto es que este insecto es bastante más interesante. De hecho si ponéis su nombre en Google aparecerán estas bonitas imágenes de agallas en hojas de Pistacia atlantica; pero... ¿qué demonios tienen que ver las agallas en las hojas con un pulgón de la raíz? Para explicarlo no queda otra que adentrarnos en los ciclos de vida de los pulgones, que son mucho más complejos de lo que en principio podría parecer... Así que el que siga leyendo el post tendrá que acompañarme en un quijotesco viaje a las interioridades de la familia Aphidoidea, que es el nombre que los científicos dan a los pulgones.
Para empezar, siempre hemos dicho que en las colonias de pulgones solo hay hembras que paren otras hembras, o sea, que son totalmente partenogenéticos; y esto es cierto, pero no es toda la verdad... En la naturaleza y en la zona de origen de cada especie, el ciclo de vida de los pulgones es bastante más complejo, e implica la aparición en otoño de una generación sexuada (con pulgones machos y hembras) que, tras copular, generarán huevos de invierno, gracias a los cuales los pulgones superarán las bajas temperaturas y la falta de alimento. Evidentemente, las condiciones ambientales que disparan la aparición de la generación sexuada son diferentes para cada especie de pulgón, pero lo cierto es que si no se alcanzan -bien sea porque la especie no está en su zona de origen, o bien porque está desarrollándose en un climatizado y cómodo invernadero- no aparecerá la generación sexual y el pulgón continuará reproduciéndose por partenogénesis durante todo el año, con hembras que parirán continuamente hembras. Cuando en el ciclo anual de un pulgón aparece esta generación sexuada se denomina holociclo, y cuando no aparece, anholociclo; y, aunque parezca mentira, muy pocas de las 4.000 especies de pulgón se consideran puramente anholocíclicas...
 Pero no acaba aquí la complicación... Hay especies de pulgón que son capaces de cerrar su holociclo sobre una sola especie vegetal, como es el caso de nuestro viejo conocido Aulacorthum solani, que deposita sus huevos de invierno en la misma especie sobre la que ha pasado el verano (pulgones monoécicos) Sin embargo, la mayoría de las especies de pulgón necesitan dos especies vegetales para cerrar su holociclo: una especie leñosa -denominada huésped primario, sobre la que depositan el huevo de invierno y sobre la que crecerán en primavera sorbiendo la savia de los brotes tiernos-, y una especie herbácea -denominada huésped secundario, sobre la que pasarán el verano-; por lo que se denominan pulgones heteroécicos. A este grupo pertenecen nuestros principales enemigos: Myzus persicae -que en climas fríos cierra su holoclico sobre melocotonero y otros Prunus-, Aphis gossypii -que es totalmente anholocíclico en Europa y Norteamérica, pero que en el otros continentes cierra su holociclo sobre diversos árboles, entre ellos el granado- o Macrosiphum euphorbiae -anholocíclico en casi todo el mundo, pero en su noreste americano natal cierra un holociclo sobre Rosa spp.-. En la segunda imagen he tratado de resumir los ciclos básicos de los áfidos, definiendo la terminología propia de estos insectos e incluyendo algunas imágenes de cópulas y huevos de pulgones cazadas por Internet.[2]
Y digo básicos porque los hay bastante más complicados, como es precisamente el caso de Smynthurodes betae, el pulgón de las raíces que nos ocupa hoy. Y conocerlo no es necesariamente una frivolidad, pues este pulgón es originario del Mediterráneo y su complejo holociclo se cierra a las puertas de nuestros invernaderos; de hecho, su huésped primario son las plantas del género Pistacia, principalmente P. atlantica -más propia del Magreb y Canarias, pero que aquí se utiliza como ornamental-, pero también sobre plantas tan comunes en nuestro entorno como el lentisco -P. lentiscus- y frutales tan de moda como el pistacho -P. vera-. Smynthurodes betae pertenece a la subfamilia Eriosomatinae, un grupo de pulgones que provocan agallas en el huésped principal, y concretamente a la tribu Fordini, que muestra el complejo holociclo bianual que describe la tercera imagen. Si partimos del huevo de invierno, la hembra que surge de ese huevo -denominada fundatriz- induce al alimentarse la formación de una agalla en las hojas del árbol, y protegida bajo esta agalla parirá a su progenie de hembras ápteras -las denominadas fundatrigenias-. Cuando sean adultas, éstas saldrán de la agalla para alimentarse de las hojas del árbol, donde inducirán nuevas agallas de mayor tamaño que protegerán a la colonia durante el primer verano del ciclo. Al final del verano, en las agallas empiezan a aparecer hembras aladas, que migran hacia las raíces de plantas herbáceas -monocotiledóneas en el caso de S. betae-, donde fundarán colonias de hembras ápteras -denominadas virginoparas-. Estas colonias se desarrollarán en las raíces durante el primer invierno, la segunda primavera y el segundo verano, extendiéndose a otras plantas con la ayuda de las hormigas o mediante aladas. En el segundo verano comienzan a aparecer en las colonias unas hembras aladas distintas, capaces de parir hembras y machos -y por ello denominadas sexuparas-; estas aladas migran al huésped principal, donde paren machos y hembras ovíparas a finales del segundo verano. Tras la cópula, la hembra ovípara coloca los huevos en el huésped principal -el género Pistacia en nuestro caso- y muere.
Evidentemente, también S. betae puede ser anholocíclico, manteniéndose en las raíces sin cerrar el ciclo sexual -de hecho, actualmente esta distribuido por todo el mundo, incluso a miles de kilómetros del Pistacia más cercano-. Pero para que eso sea posible es imprescindible la presencia de hormigas en la colonia; de hecho, hay especialistas que consideran que la relación entre pulgones de raíz y hormigas es especialmente estrecha, hasta el punto de que los unos no pueden sobrevivir sin las otras. El caso es que precisamente eso es lo que pasaba en estas sandías injertadas: la colonia de pulgones de raíz estaba atendida por una legión de hormigas -de hecho había mas de 20 hormigas en el cepellón que llego a mis manos-. Y también la hormiga que aparecía es poco habitual en nuestros invernaderos -al menos yo no la había visto antes-; con las debidas precauciones -no soy especialista e identificar una especie de hormiga es bastante más complicado de lo que parece- pienso que puede tratarse de una Aphaenogaster, y concretamente A. subterranea -también podría ser A. dulcinea...- .
No tengo ni idea de cómo de específica será la relación pulgón/hormiga en este caso... Solo conozco un problema similar; comentando el caso de las sandías injertadas en un grupo de técnicos, un compañero -y amigo- sí conocía de primera mano a este pulgón; lo había encontrado este verano en unos calabacinos de la zona de Nijar y me envió la foto de la quinta imagen. No tiene suficiente definición para saber si es la misma hormiga, pero sí la suficiente para asegurar que no es nuestra conocida y frecuente Tapinoma nigerrimun. Lo que sí puede ser significativo es que en pocos meses hallamos detectado un par de casos, y que ambos hayan aparecido sobre raíces del género Cucurbita (tanto el calabacín como las calabazas que utilizamos como patrones de sandías pertenecen a este género) Por si acaso, a partir de ahora cuando detecte una planta con síntomas de problemas de cuello o raíz escarbaré un poco más de lo habitual, por si veo en las raíces hormigas y "pelotillas blancas"...

[1] Así lo considera el manual de referencia en cuanto a descripción de áfidos se refiere, que no es otro que el "Aphids on the World' Herbaceus Plants and Shrubs", un "ladrillo" en inglés de 1.500 páginas y más de 400 € que -afortunadamente- tiene un completo sitio web (ver aquí) y puede conseguirse d'estrangis buceando por las zonas "ilegales" de la red. También lo describe como polífago el Volumen 19 de la Faúna Ibérica, dedicado a los Aphididae dentro de la obra faraónica del CSIC, y que se puede ojear en GoogleBooks.
[2] Concretamente en esta página web hay excelentes imágenes de muchas especies de pulgón, incluyendo machos, hembras y huevos, aunque está realizada por dos entomólogos británicos y -evidentemente- centrada en los pulgones de sus islas.

domingo, 8 de marzo de 2015

Diagrama de Mulder

En 1953, D. Mulder publicó "Les elements mineurs en culture fruitière" y en esta obra introdujo un gráfico que mostraba las interacciones de os elementos nutritivos para los árboles frutales. La nutrición vegetal es bastante específica, lo que quiere decir que varía con cada cultivo pero sirve para tener en cuenta los distintos nutrientes, en términos generales.






sábado, 7 de marzo de 2015

Otro cribado extraño

Nunca había visto unos síntomas tan violentos en melón. Cuando las plantas tienen menos de un mes ya se manifiestan. Se lo achacamos a que las plantas están situadas donde cayó un gran chorreón de agua en las últimas lluvias y se aceleró la infección por parte del Olpidium que, no olvidemos, es un hongo de los llamados acuáticos (sus esporas se mueven mediante flagelos).  Las plantas de las fotos son las que aún quedan puesto que otras con síntomas más visibles (incluso con el cogollo quemado) ya se habían arrancado. En todo caso lo preocupante es que el agricultor confundió la enfermedad con un ataque de Didymella y andaba el hombre cucharreando. Puede que vuelvan a infectarse pero lo mejor es reponer cuando son pequeñas.
A mi al principio me parecía una quemadura salvaje. Pero lo de que se viera quemado hasta el cogollo me pareció raro. En poco tiempo despejaremos dudas.





jueves, 5 de marzo de 2015

Gestión integrada de plagas en pepino

Ya que el autor no se ha dignado a colocar esta publicación en el blog, ya lo hago yo. El control integrado de plagas en el pepino no está tan bien establecido como el de pimiento. Algunos problemas se llevan observando durante años sin que se produzca un avance notable. Los últimos avances y las investigaciones en marcha se reflejan claramente con a habitual habilidad expositiva del autor. Para descargarlo aquí: Pepino
Descargarlo y leerlo merece la pena.
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