El
Laboratorio de Salinidad de Riverside en California, a propuesta de
Richards (1956) estableció unos parámetros para la clasificación
de las aguas de riego que han sido utilizados por muchos años en
todo el mundo. Básicamente, y de manera simplificada, para la
catalogación de las aguas destinadas al riego, se tenía en cuenta
por un lado su conductividad eléctrica para valorar la posible
salinización del suelo y su pérdida de productividad y por otro lado se
calculaba el SAR
(Sodium
Adsorption Ratio)
del agua de riego
para valorar el efecto
negativo del exceso de sodio sobre las propiedades físicas (pérdida
de permeabilidad o infiltración) y/o químicas (aumento del pH o
alcanilización) del suelo. Estas directrices, que eran muy
restrictivas para valorar el riesgo de salinización, fueron
revisadas en 1972 con los nuevos parámetros de Conductividad
Eléctrica mostrados en el diagrama en fondo amarillo. Esta revisión
fue incompleta puesto que no corregía el desajuste en la valoración
del riesgo de sodificación al no correlacionarlo con los efectos de
mejora que producen las altas conductividades sobre este parámetro.
Actualmente se desaconseja totalmente valorar las aguas de riego
utilizando estas directrices y es recomendable, para profundizar en este aspecto, revisar el
artículo de M. Olias, J.C. Cerón y I. Fernández “Sobre la
utilización de la clasificación de las aguas de riego del U.S.
Laboratory Salinity (USLS) en Geogaceta nº 37 (2005) paginas
111-113.
En
1976 se publican las Directrices de la FAO en “Calidad del Agua de
Riego para la Agricultura” en el nº 29 de la Serie Riego y Drenaje
por Ayers y Westcot. En estas directrices los parámetros de
salinidad mantienen valores muy parecidos a los contemplados por el
USLS en su revisión de 1972. Los cambios más importantes se
producen al valorar el riesgo de las altas concentraciones de sodio
sobre las propiedades físicas y químicas del suelo. Ahora no se
habla de sodicidad o alcalinización sino de permeabilidad. Se
introduce el concepto de SAR ajustado que, además de las relaciones
entre las concentraciones de sodio, calcio y magnesio, tiene también
en cuenta los contenidos de carbonatos y bicarbonatos, la CE del agua
de riego y el tipo de arcilla predominante en el suelo al que se
aplicará el agua. Aunque con estas directrices se mejoró
notablemente la valoración de la calidad del agua para el riego en
agricultura también era evidente lo farragoso del cálculo del SAR
ajustado y la dificultad para el conocimiento del contenido de los
distintos tipos de arcillas presentes en el suelo.
Estudios
posteriores permitieron simplificar la valoración de la calidad del
agua de riego para la agricultura. Las directrices mencionadas
anteriormente fueron revisadas por los mismos autores en 1985 y se
reimprimieron en 1989 y 1994 en la misma publicación, es decir, el
nº 29 de la Serie Riego y Drenaje “Calidad del Agua para la
Agricultura”. Estas directrices se mantienen en vigor y de momento
no han sido revisadas ni modificadas por la FAO. En ellas permanecen
los mismos criterios sobre los problemas de salinización. Se cambia
la denominación de “permeabilidad” por la de “infiltración”.
Recordar que la infiltración se refiere a la entrada de agua en el
suelo (velocidad o tasa de infiltración) mientras que la
permeabilidad se refiere mas bien a la percolación del agua
infiltrada a través del suelo. En estas nuevas directrices se retoma
el concepto de SAR en combinación exclusivamente con la CE del agua.
Las directrices contemplan que cuando se prevean problemas
importantes de infiltración se puede emplear el método del SAR
ajustado. La publicación mencionada hace referencia pormenorizada y
exhaustiva de todos y cada uno de los aspectos que se están
mencionando. El cuadro mostrado es solo un resumen de las
directrices. He querido resaltar en este cuadro la mención expresa
referente a la toxicidad potencial para algunos iones específicos.
Si nos fijamos, para el cloro y el sodio, queda perfectamente
aclarado que la mayoría de los cultivos anuales (hortícolas) no son
sensibles a dicha toxicidad y que las altas concentraciones de estos
iones, que el agua de riego pueda tener, deben de ser valoradas desde
el punto de vista del aumento de la CE que producirán en el suelo y
por lo tanto la disminución de rendimiento que ello conlleva.
En
este otro cuadro se muestra la representación gráfica de los
valores numéricos mostrados en el anterior. Se aprecia claramente
como aguas de altas conductividades soportan mayores valores de SAR
sin pérdida apreciable de su capacidad de infiltración. Por
ejemplo, un valor de SAR de 10 sería muy problemático para un agua
de riego de una CE por debajo de 0,5 dS/m mientras que si el agua
tuviera una CE de 3,0 dS/m no se esperaría en el suelo ningún tipo
de problema relacionado con su capacidad de infiltración.
Por cierto, es frecuente encontrarse análisis de disoluciones nutritivas de suelos (extractos de la pasta saturada) o de sondas de succión, en los que aparece el valor del SAR. El SAR solo está estudiado y valorado como un parámetro de las aguas de riego para predecir su posible incidencia en la capacidad de infiltración del agua de riego. Por lo tanto no tiene sentido ni debe de ser utilizado este parámetro fuera de su contexto.
Por cierto, es frecuente encontrarse análisis de disoluciones nutritivas de suelos (extractos de la pasta saturada) o de sondas de succión, en los que aparece el valor del SAR. El SAR solo está estudiado y valorado como un parámetro de las aguas de riego para predecir su posible incidencia en la capacidad de infiltración del agua de riego. Por lo tanto no tiene sentido ni debe de ser utilizado este parámetro fuera de su contexto.
En
una próxima entrada hablaremos de la relación entre las
características del agua de riego y el suelo y de como minimizar los
efectos negativos sobre el suelo y/o los rendimientos de las
cosechas de aquellas aguas consideradas de dudosa calidad.
Aunque lo que os expongo no tiene que ver con el post lo comento porque considero que es de mucha importancia. Dos vecinos, uno se dispone a desinfectar con dicloropropeno mas cloropicrina y el otro al mismo tiempo recolecta sus calabacines. La distancia de los invernaderos de los vecinos no dista mas de tres metros. La cuestión aquí es que mientras que el vecino que esta desinfectando no se encuentra en el invernadero, el que recolecta los calabacines no le queda mas remedio que tragarse ese veneno, porque todos sabemos que por muy cerrado que esté el invernadero los gases salen, y si encima el viento acompaña en la dirección correcta es insufrible permanecer tan cerca. La pregunta es, que se hace en estos casos?
ResponderEliminartengo calabacin y al arrancar unas matas e visto unos puntos blancos en la raiz.al pasar el dedo se quita.alguien sabe lo que es.gracias
ResponderEliminarDespues de tanta agua de lluvia, en la tierra,que seria bueno ahora para no encharcar y no perder nutrientes?,y ahora seria bueno con tanta agua en el suelo hechar agua oxigenada a las raices?
ResponderEliminarHola soy nuevo en esto y queria preguntar algo que agradeceria que contestarais.
ResponderEliminarSi estas regando un sector a una presion de 1 bar y sale en cada goteo 3 l/h y tu anularas una goma de cada 3 se supone que subiria la presion y por lo tanto aumentaria el caudal en cada goteo no? ¿En ese caso habria que bajar la presion para que volveria a salir 3 l/h? Y por ultimo como calcularias el abonado anulando esa goma porque se supone que al salir menos agua pues menos abono?
Gracias
segun el tipo de goteo que tengas,si es de autocompensacion o no
Eliminarme uno a la pregunta del compañero geronimo, que es el mas aconsejable despues del zarpazo de agua que ha caido, tengo un plano y la tierra a quedado totalmente humedecida
ResponderEliminarsaludos
Tendré que mirar la pureza de mi agua porque no vivo en una ciudad y no se si eso puede ser mejor o peor la verdad, gracias por la información
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