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lunes, 27 de octubre de 2014

Pepino Espartaco. Macheo y torcidos corregidos (1 de 2)

Muchos ya sospecharían -y otros estaban seguros de ello- que todas las fotos del post que dediqué hace unos días a los pepinos desregulados (ver aquí) se habían tomado en fincas de pepino donde se cultivaba esta variedad de Monsanto. Si bien es cierto que el Espartaco no es una variedad que sea santo de mi devoción, hay que reconocer que se puede cultivar perfectamente y sin ningún problema, siempre que se tenga en cuenta que su tendencia vegetativa es mayor que la de otras variedades. De hecho, las fotos de la primera imagen de este post están hechas en el mismo cultivo de Espartaco donde 12 días antes se realizaron las fotos de la primera y la tercera imagen del post de los pepinos desregulados... Vamos, que las fotos demuestran que el Espartaco es un pepino de calidad y que los problemas de macheo y frutos torcidos en pepino son fácilmente solucionables, siempre que tengamos en cuenta su origen y que tomemos las medidas oportunas en el cultivo. Y a las causas del problema y a como lo ha solucionado uno de mis colegas de profesión nos dedicaremos en estos dos post; el que tenga paciencia y ganas que me siga...

Para empezar localicemos la finca problemática. El cultivo está en la zona de San Agustín, área de tierras rojas -suelos arenosos o franco-arenosos por excelencia-, que si no se estercolan con cierta frecuencia tienen una Capacidad de Intercambio Catiónica (CIC) muy baja. El suelo de la finca en cuestión no se ha estercolado jamás y drena muy bien, por lo que -aunque lamentablemente carecemos de análisis de suelo- podemos asumir que apenas tiene inercia ni capacidad de regular los desequilibrios del abonado. El agua de riego es la de la Comunidad de Regantes Sol y Arena, un agua que conozco muy bien, puesto que llevo muchos años trabajando en esa zona. En la tabla adjunta podéis ver su evolución histórica en los últimos 12 años; nunca ha sido un agua mala, pero en función del volumen de agua del Beninar que esté disponible, los valores de CE oscilan por encima o por debajo de 1 dS/m. El único problema que podemos encontrarnos es el aporte de magnesio (Mg2+), que unos años está por debajo de las necesidades del cultivo, otros las cubre y otros las supera ampliamente, circunstancia que en pepino puede causar algunos problemas que veremos más adelante. Este año 2014 -con el Beninar en punto muerto- tenemos en San Agustín valores de CE de 1,25 dS/m y niveles de magnesio de 2,40 mM/L, de los más altos registrados en los últimos años.
Pues el caso es que así estaban las cosas cuando en septiembre el agricultor plantó su pepino Espartaco... Fiándose de sus años de experiencia llenó sus tanques tal y como podéis ver en la figura adjunta y marcó en su máquina de riego un valor de pH de 6 y una CE de 1,8 dS/m. Si el agua de riego hubiera tenido una CE en torno a 0,8 dS/m -como pasaba hace 4 años- el equilibrio de abonado hubiera sido más o menos correcto, pero con valores de 1,25 dS/m las pobres plantas jóvenes de pepino pasaron muchísima hambre debido al ridículo aporte de abono; el único nutriente que alcanza valores dignos de mención es el nitrato (NO3-), pero aún así está bajo -6,56 mM/L-. Es en estos momentos donde entraría en acción la CIC -la despensa del suelo- para compensar este déficit de nutrientes, pero en una tierra roja sin estercolar esa despensa es tan escasa que apenas se puede contar con ella... Además, nuestro pepinero, con un más que justificado miedo a los virus y a la mosca blanca, colocó una manta térmica en las bandas, que hasta que la lluvia se llevó el blanqueo permanecieron además bien trincadas. Es verdad que mantener las delicadas raíces y pelos absorbentes que nuestra plántula trae del semillero requiere niveles altos de nitrógeno y CE bajas -ver aquí-; tan cierto como que para que una joven planta ya agarrada emita nuevas raíces necesitamos harina de otro costal -ver aquí-. Este déficit de raíz, junto con la baja tasa fotosintética que estaba provocando la excesiva hermeticidad del invernadero, provocó que la planta tuviera una relación Carbono/Nitrógeno muy baja y, consecuentemente, un aumento de su tendencia vegetativa, un concepto agronómico tan antiguo que ya hace casi 100 años que se postuló -ver aquí-, pero que solemos olvidar. En el cultivo se estaba haciendo justamente lo contrario de lo que necesita una variedad tan vegetativa como Espartaco, así que cuando a la planta le faltaba poco para llegar al alambre era evidente que los pepinos se estaban embarracando y que si no se hacía algo acabarían fuertes como burros.
En ese momento el agricultor decidió cambiar el abonado y, siguiendo la tan errónea como extendida creencia de que el nitrato de calcio lanza a las plantas hasta el infinito y más allá, redujo drásticamente el porcentaje de tanque del nitrato cálcico a un 30%, aumentando el porcentaje del tanque del nitrato potásico a un 70% y la CE a 2,2 dS/m. Esperaba el hombre que sus plantas enfrutaran rápidamente con el "chute de potasio", pero en vez de eso sus pepinos siguieron macheando, al tiempo que los primeros frutos se curvaban... ¿Qué estaba pasando? Pues si calculamos esos molestos y engañosos milimoles resulta que la solución nutritiva resultante del cambio de abonado tenía muy poco de "chute de potasio" pues el potasio (K+) apenas llegaba al 70% de lo que requiere un pepino a punto de enfrutar -4,75 mM/L-; en realidad el abonado no cubría las necesidades de la planta, y lo que de verdad había aumentado era el nitrógeno, pues sumando las fracciones nítrica (NO3-) y amoniacal (NH4+) ya estaba en unos niveles aceptables para abonar una variedad de tomate de sabor, aunque insuficientes para un pepino (9,14 y 1,15 mM/L respectivamente) Pero ese brusco cambio en los porcentajes había aumentado aún más el fortísimo desequilibrio que ya existía en la relación entre el calcio y el magnesio; en cualquier caso el nivel de calcio (Ca2+) ha de ser el doble del de magnesio (Mg2+) para garantizar la correcta absorción del calcio, y en esta solución de abonado la relación casi está invertida (1,77 mM/L de calcio frente a 2,71 mM/L de magnesio) Desde el principio no se debía haber incluido el sulfato de magnesio en el abonado -pues el agua aporta todo el magnesio que necesita la planta-, pero es que además se había subido el aporte de magnesio y disminuido el de calcio justo al principio del engorde de frutos, en una planta sometida a un fuerte estrés transpiratorio -debido al calor y a la falta de ventilación- y muy vegetativa -y, por tanto, poco interesada en los frutos-... El resultado: déficit de calcio y pepinos curvados. Estoy seguro de que en condiciones transpitatorias menos estresantes que las de este calurosísimo otoño, o en un suelo con algo más de materia orgánica, o abonando con una CE algo más alta no hubieran aparecido frutos curvados en el cultivo; pero así son las cosas cuando caminamos por el filo de la navaja... Basta añadir un pequeño factor desequilibrante más para que aparezcan los problemas.
Y ahí estabamos cuando el perplejo agricultor avisó al compañero de profesión que me envió las fotos de las que hablábamos al principio del post. Y tuvo suerte el agricultor de que mi colega no fuese un seguidor de la nutrición postmoderna, sino que perteneciera a la trasnochada escuela técnica de la calculadora y los milimoles, porque -además de ahorrase unos cuantos cientos de euros en garrafas- solucionó el problema con poco más que un simple cambio de abonado... Pero eso lo dejaremos para el post de mañana.

Todos los equilibrios de abonado de las imágenes se han calculado con la hoja exel de cálculos inversos de soluciones nutritivas, una herramienta -que publicamos hace tiempo aquí- con la que es fácil y rápido calcular el equilibrio de abonado partiendo del análisis de agua de riego, el llenado de tanques, los porcentajes de abonado y la CE y pH del abonado. A mi juicio, es bastante más intuitiva, pues permite calcular el equilibrio a partir del llenado de tanques o los kilogramos de abono que -a fin de cuentas- son los parámetros con los que estamos más familiarizados en la práctica diaria. Personalmente, es la que herramienta que suelo utilizar siempre que trabajo con cultivos y aguas que conozco bien.
Otro detalle es tener en cuenta el valor del carbonato (CO32-) presente en el agua de riego, que ha de multiplicarse por 2 y sumarse al del bicarbonato (CO3H-) para que el cálculo del aporte de ácidos sea correcto. Cuando añadimos ácido a un agua de riego con carbonatos, cada mol de carbonato ha de neutralizarse primero a bicarbonato -consumiendo un mol de ácido-, y este bicarbonato posteriormente -junto con el resto de los bicarbonatos a neutralizar- consumirá otro mol de ácido para convertirse en ácido carbónico (CO3H2) A presión atmosférica, este ácido carbónico se convierte rápidamente en CO2 y H2O, en un proceso exactamente idéntico al que ocurre cuando abrimos una lata de CocaCola.

12 comentarios:

  1. Entomofilico. Tienes artículos o enlaces en pdf que nos hablen de las tasas de absorción para pepino y tomate. Por ejemplo, citas que 9 mmolesl de nitrógeno son suficientes para un tomate pero no para un pepino.Y hablas que 4,75 mmoles/l de potasio son insuficientes para un pepino para enfrutar. Lo cual me pierde, si lo que quiero es abonar ideando una solución nutritiva a partir de los valores conocidos del agua de riego. Que manuel se podría consultar o dar por valido o qué valores de referencia se podrían dar para llevar un adecuado abonado y cuando variar los rangos de la disoluión nutritiva. Se agradece mucho estos post que haces últimamente, pero cuanto más leo, más me doy cuenta de la poca experiencia que tengo y de verdad me gustaría saber si hay algún manual o estudio que nos puedas citar o dejar enlaces en cuanto a tasas de absorción. Graicas.

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    1. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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    2. Hay muchas referencias bibliográficas sobre soluciones nutritivas para distintos cultivos y tasas de absorción de nutrientes, aunque todo está disperso y hay importantes variaciones según el autor. Es cierto que la mayoría se han hecho en hidropónico donde, a fin de cuenas, es más fácil calcular cuánto de lo aportado ha sido absorbido por la planta; adaptarlas al cultivo en suelo es sencillo, siempre que reduzcas un poco el nitrato, incluyas -cuando el suelo y el cultivo lo permitan- algo de amonio, y cuentes con el aporte de nutrientes de la materia orgánica que aportes -si la aportas-.

      Puedes ver algunos datos sobre absorción de nutrientes en el cuaderno técnico que ¡A por ellos! publico hace ya algún tiempo y que se puede descargar en el site de la revista homoagricola. También hay mucha información sobre el cálculo y manejo de soluciones nutritivas en el libro "Diez años de mejora en la fertirrigación de los cultivos sin suelo", publicado por la E.E. de La Nacla; aunque está centrado en cultivos hidropónicos, las soluciones nutritivas se adaptan perfectamente a los cultivos de Almería y a nuestra zona, a fin de cuentas sus autores -Teodoro Moreno y Matias García- comenzaron a trabajar y adaptar soluciones nutritivas a los cultivos de Almería en los tiempos en que el Banesto pusó en cultivo Tierras de Almería (allá por los 80 del siglo pasado)
      Si no te da miedo el inglés y prefieres las fuentes originales, el holandés Sonneveld lleva 40 años trabajando en ese tema y tiene decenas de pappers. Puedes conseguir el estupendo libro que publicó en 2009 -Plant Nutrition of Greenhouse Crops- en la red torrent.

      Si no los encuentras estos manuales por internet, mándame un correo y vemos que se puede hacer...

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  2. Hola
    Soy nuevo en esto y queria saber como en tanque de 1000 litros con 150 kg de N.calcico solo se aportan 0,92 mmol de calcio.No debe estar concentrada por 100 o el cuadal de presion no debe ser 300l/h.
    Otra pregunta es lo los porcentajes de los tanques en que afecta a la presion
    Agradeceria explicacion ya que estoy aprendiendo gracias a esta pagina.

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    1. El nitrato de calcio que llega al abonado no depende de lo que echas en el tanque, sino de lo que sale del tanque. Cuando la máquina riega, monitorea la CE de la mezcla con su sonda y ajusta la inyección para conseguir la CE que se ha consignado en el programador; si se ha consignado una CE demasiado baja (en este caso 1,8 dS/m) y muy cercana a la CE del agua de riego (en este caso 1,25 dS/m) el incremento de CE será pequeño (en este caso 0,55 dS/m) y el aporte de abono -incluido el calcio- será demasiado bajo para nutrir a la planta.
      Vamos, que trabajando con aguas de riego con una CE entre 0,5 y 1,5 dS/m es necesario incrementar la CE del riego alrededor de 1,5 dS/m para garantizar que estás aportando el abono correcto... La química es como es.

      En cuanto al tema de la presión no olvidemos que los venturis de inyección de la máquina funcionan gracias a diferencias de presión, y la altura de la solución concentrada de abono contenida en el tanque aumenta la presión en la tuberia de salida del tanque -a mayor altura, mayor presión- y afecta al caudal que inyecta el venturi de la máquina. Si se fijan porcentajes muy diferentes, conferme se vayan gastando la altura de los tanques será cada vez más diferente y, por tanto, la presión en cada venturi también.
      Lo que al final ocurre en la practica es que los tanques con menos porcentaje se gastarán más lento, estarán más altos, el abono concentrado hará más presión en el venturi y éste inyectará más abono de la cuenta. Evidentemente, en los tanques con más porcentaje pasará exactamente lo contrario e inyectarán menos de la cuenta. Por eso es importante que los tanques de abono concentrado bajen lo más parejos posible, lo que supone que los porcentajes de abonado sean lo más similares posible. Vamos, que a física también es como es...

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  3. Si si, y tu también eres como eres, anda que menuda explicación, lo tuyo serán los bichos y cálculos de mmls, pero en cuanto a hidráulica en riego, prefiero no decirte. Acaso no hay en los cabezales de riego que sean mas o menos decentes una bomba de presión que es la que regula y expulsa el contenido de cada tanque sin importar la altura o nivel del liquido que en el se halle???

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    1. Que yo sepa -y desde luego puedo estar equivocado- la bomba auxiliar de la máquina de riego aumenta la diferencia de presión por igual en TODOS los venturis, al inyectar la mezcla de todos los tanques en la linea principal de riego; o sea que es la que pone en marcha el sistema de inyección. Luego son los venturis de cada tanque los que inyectan la solución concentrada, regulados por una bomba solenoide on/off que -abriendo y cerrando- modifica el tiempo que inyecta el venturi de cada tanque en función de los porcentajes de abonado fijados en el programador.

      Vamos, que la bomba de presión amplifica la presión en TODOS los venturis por igual, sin homogeneizar las diferencias que hubiera antes de que entrará en funcionamiento. Y si la diferencia de altura de los tanques existe, también existirán diferencias de presión en las entradas de los venturis, tanto antes como después de arrancar la bomba. ¿Qué esa diferencia es muy pequeña?... pues en tanques de 1.000 litros desde luego, pero prueba en instalaciones de fincas grandes con tanques de 8.000 o 10.000 litros de capacidad y 5 o 6 metros de alt y verás como aparecen.

      De hecho, cuando trabajaba por Balerma, era algo muy frecuente en muchas instalaciones de hidropónico que regaban con el agua del Beninar -que apenas tenía bicarbonatos-, que cada vez que se llenaba el tanque del nítrico se disparase la alarma de pH, precisamente por el aumento de presión en el venturi que suponía la altura del tanque, que provoca una sobreinyección de ácido en los primeros riegos hasta que el programador ajusta de nuevo los solenoides. Curiosamente estos problemas desaparecían -o casi- si el tanque del nitrico se llenaba solo hasta la mitad de su capacidad.

      Desconozco si en las instalaciones más modernas se han implementado mejoras para evitar esta influencia... (las máquinas de riego de las instalaciones que visito tienen ya la que menos 10 años)

      Pero nada hombre, tú pon el porcentaje que quieras y ni midas, ni calcules. Así ahorramos también en pilas para la calculadora y el conductivímetro.

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  4. Es muy comun valorar la nutricion en funcion de lo que se aporta en el tanque y no percibir que lo que realmente cuantifica la cantidad de nutricion es la CE que se programa por encima de la CE del agua de riego. Por muchos nitrato de cal y nitrato amonico que se ponga en los tanques, mientras la CE programada por encima del agua este por debajo de 1 dS/m no se aportaran mas de 10 mmol/l de nitratos, salvo los aportados para ajustar el pH, que siempre tendran un limite.
    Para situaciones en las que varia regularmente la CE del agua de riego, es muy recomendable programar 2 o 3 minutos de preriego para ver la CE del agua de riego que marca la maquina y a este valor aumentarle la CE de la solucion nutritiva que se quiere aportar.
    Tambien es muy comun el error de pensar que modificando los porcentajes de inyeccion, sin mas, se modifica sustancialmente la SN aportada y no siempre es asi. Por ejemplo, 100 kg en 1.000 litros de nitrato potasico en un tanque tendran una concentracion de 1 mol/l de nitrato y 1 mol/l de potasio. Por otro lado, 100 kg de de nitrato de cal en otro tanque tendra una concentracion (simplificando) de 1 mol/l de nitrato y 0,5 mol/l de calcio. Si se programa una CE por encima del agua de 1,0 dS/m y se inyecta al 50% los dos tanques, se obtendra una SN con 10 mmo/l de nitrato, 5 mmol/l de potasio y 2,5 mmol/lde calcio. Si se cambia la inyeccion al 33% del tanque con potasio y al 66 % del tanque del calcio, manteniendo la CE a 1,0 dS/m por encima del agua, seguiremos teniendo 10 mmol/l de nitratos. En esta situacion, si lo que se pretendia era tener menos nitrogeno, la unica forma de hacerlo es disminuir la CE programada y viceversa, si lo que se quiere es tener mas nitratos, habra que aumentar la CE. No es suficiente decir que metiendo menos porcentaje del tanque del potasio tendre menos nitrogeno o metiendo mas porcentaje del tanque del calcio tendre mas nitrogeno. Hay que disminuir o aumentar la CE para modificar los nitratos.

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  5. Generalmente y para cultivo de tomate; que ratios en mmoles/l se deberían mantener entre nitrogeno y potasio en la disolución nutritiva según se quiera adaptar la planta a una fase generativa o vegetativa? Por otro lado, si se habla que la relación calcio/magnesio debe ser el doble, que relación se debe guardar entre el amonio y el calcio para que no afecte al fruto en peseta? En cuanto a presencia de sodio y cloro; según las aportaciones por el agua de riego, se debe mantener alguna relación entre nitrógeno y sodio o cloro en particular para evitar competencias por absorción? Gracias

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    1. Primero dejar claro que las tendencias vegetativa o generativa en la planta NO las marca el abonado, sino otros parámetros. Una planta que esté vegetativa consumirá más nitrógeno -porque esta ocupada de crecer y formar nuevas estructuras- y una planta que esté generativa consumira más potasio -porque está ocupada en movilizar agua y recursos hacia flores y frutos, y para eso le hace falta el potasio-, pero EL ABONADO NO CAMBIA LA TENDENCIA DE LA PLANTA; eso solo se logra manejando el clima, el riego y las faenas (o -en plan alquimista- con hormonas y fitoreguladores, más o menos naturales)

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    2. En cuanto al abonado, cada maestrillo tendrá su librillo; ten en cuenta que lo fundamental es el equilibrio entre los distintos nutrientes, no los valores concretos de cada uno de ellos. Lo que yo hago en tomate es lo siguiente:

      .- Según la variedad de tomate trabajo entre 10 y 13 mmol/l de nitrógeno -sumando las formas nitrica y amoniacal-, menos en variedades menos generativas (tomate verde, manmardes,...) y más en variedades más generativas (cherris, baby-pera,...) Los niveles de potasio que utilizo se mueven entre 6,5 y 8, moviendome a los valores más altos en tipologías de fruto más grueso, variedades más sensibles a blotching y/o momentos de la campaña donde se riega menos y hay menos luz (invierno)

      .- En el tema del amonio, si estoy trabajando el Poniente -con aguas dulces- puedo aportar hasta un 15% del nitrógeno en esa forma (utilizando sulfato amónico) Si estoy en el Levante (con aguas salinas) procuro no utilizar fertilizantes amoniacales y aportar todo el nitrógeno en forma nítrica (salvo las impurezas que aporta el nitrato de calcio, que no se pueden eliminar) Como he dicho varias veces en estos últimos días, el amonio solo es limitante para la absorción de calcio en condiciones extremas, y las aguas de riego salinas y con muchisimo magnesio de Nijar en mi opinión lo son.

      .- En cuanto al antagonismo cloro-nitratos, si el agua tiene poco cloro no tendrá la menor importancia, y si el agua tiene mucho cloro será imposible de gestionar aportando más nitratos... Si el agua es salina, la mejor solución es aportar los nitratos justos y necesarios para la nutrición de la planta y gestionar el cloro y el sodio lavándolos con riegos largos y frecuentes. Para prevenir la acumulación de sales y los problemas derivados de ella, ya he dicho alguna vez que -excepto en pleno invierno- en Nijar trabajo con varios riegos en el día (el día que toca regar, que en otoño no hay porque regar todos los días); la idea es lavar siempre el mayor volumen de suelo posible y, en épocas de calor -cuando se riega todos los días- evitar que la planta sufra estrés hídico y salino a medio día, porque el transpiratorio (debido a las altas temperaturas) no hay forma de evitarlo.

      .- Que yo sepa, el sodio no tiene ningún antagonismo con el nitrógeno... Es más, en nutrición vegetal el sodio se considera un micronutriente, pues es imprescindible para las plantas a concentraciones moderadas. El problema del sodio en las aguas salinas se debe a su toxicidad a concentraciones muy, pero que muy altas, a las que no se suele llegar si el manejo de riego es medianamente correcto (de hecho, yo no he visto nunca una toxicidad por sodio confirmada con un análisis foliar) Pero sobre todo, los problemas ocasionados por el sodio se deben a que provoca la pérdida de la estructura del suelo (en un proceso denominado sodificación) al romper los puentes que establecen los cationes divalentes entre los agregados arcillo-húmicos. Al final este problema causa compactación en el suelo y problemas de encharcamiento, y puede llegar a provocar esos suelos salinos que se ven en determinadas áreas de la vega de Almería cercanas a la universidad, que más parecen lechadas de cemento que suelos naturales... Estos problemas de pérdida de estructura del suelo se producen típicamente por el sodio (Na+) porque es el catión monovalente más abundante en las aguas de riego, pero también aparecen en aguas muy dulces con pH ácido y ricas en hidrogeniones (H+) o en suelos pobres en caliza sometidos durante años a fuertes abonados con abonos ricos en potasio (K+) Vamos, que cualquier catión monovalente aplicado en exceso -ya sea en el agua de riego o en el abonado- puede desectructurar un suelo, compactarlo y "bloquearlo".

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