Para
que se produzca una enfermedad infecciosa en nuestro cultivo se han de dar
simultáneamente tres factores: Un agente
fitopatógeno –un hongo en el caso que nos ocupa–, una planta huésped susceptible y unas condiciones ambientales que permitan la infección; en fitopatología a esta triada
se la denomina triangulo de la enfermedad. La combinación de estos tres
factores determina que aparezca la enfermedad en una planta, pero para que se
extienda a otras y alcance el grado de epifitia
–que es como se denomina a una epidemia vegetal– será necesario que trascurra
un periodo de tiempo; si incluimos el factor temporal en el triangulo de la
enfermedad tenemos lo que los fitopatólogos llaman pirámide de la enfermedad
–representado esquemáticamente en la primera imagen–; y pensándolo
detenidamente resulta tan lógico que, aunque nunca haya oído hablar de ella,
cualquier buen agricultor utiliza sin conocerlo este modelo al combatir las
enfermedades fúngicas de sus cultivos, actuando simultáneamente sobre los
cuatro vértices de la pirámide[1].
Pero desde
el punto de vista agroecológico, en este modelo falta un factor fundamental,
que no es otro que los denominados microorganismos
antagonistas; estos antagonistas alteran el desarrollo
teórico de la enfermedad actuando sobre uno o varios de los vértices de la pirámide.
Algunos de estos antagonistas son especialmente
eficaces a la hora de controlar un patógeno en concreto –tanto que se han
logrado desarrollar productos comerciales a partir de ellos– hablándose
entonces de agentes de control biológico de fitopatógenos. Estableciendo un
paralelismo entre el control biológico de hongos y el de insectos, el conjunto de microorganismos antagonistas
equivaldría a la fauna auxiliar, mientras que los agentes de control
biológico equivaldrían a los organismos de control biológico (OCBs). Profundizando
en su comportamiento –gracias, por ejemplo, a esta
revisión de la American Phytopathological
Society–, se ve que la relación entre antagonistas
y fitopatógenos puede ser más o menos estrecha. A veces se da un antagonismo directo, un
auténtico “cuerpo a cuerpo” donde el
control deriva de que el agente se alimenta del fitopatógeno, fenómeno que se
conoce como micoparasitismo. Se trata de parásitos que se alimentan de sus
presas rodeándolos o invadiéndolos con sus hifas; de este tipo son algunos de
los más famosos agentes de control
biológico de hongos en hortícolas: las Trichoderma
–generalistas capaces de devorar a muchas especies de hongos– y el Ampelomyces quisqualis –específico de
oídios–. Otro mecanismo de este tipo que –por ahora– no se ha detectado en
enfermedades de hortícolas es la hipovirulencia, que consiste en un
descenso brusco de la capacidad de algunos hongos fitopatógenos para infectar a
su huésped cuando a su vez han sido infectados por un hipovirus (un grupo de
virus que infectan hongos y que se transmiten durante la reproducción sexual)[2]
En otras ocasiones la relación entre agente
y patógeno no es tan estrecha –pues no hay contacto directo entre ambos–,
aunque el control llega a ser igual de eficaz; en estos casos el agente de control biológico sintetiza y
emite al medio sustancias tóxicas para el fitopatógeno, hablándose entonces de antagonismo
mediado por antibiosis. A pesar de este nombre las “armas químicas” que fabrican estos agentes no son solo antibióticos; la muerte del fitopatógeno puede
deberse también a enzimas (quitinasas, proteasas o gluconasas) o incluso a subproductos
metabólicos muy simples (amonio, dióxido de carbono, ácido cianhídrico) La
mayoría de los agentes de control
biológico que causan antibiosis
son bacterias (el famoso grupo de Bacillus
subtilis –B.subtilis, B. amyloliquefaciens y B. velezencis[3]–,
el B. cereus, la Pseudomonas chlororaphis o varias especies del género Lysobacter), aunque también algunas
especies de Trichoderma tienen la
capacidad de hacerlo. Sin embargo, lo cierto es que la mayor parte de los microorganismos antagonistas tienen un
efecto indirecto sobre las poblaciones de hongos fitopatógenos, hablándose
entonces de antagonismo indirecto. La competencia por algún
recurso (nutrientes, oxígeno, espacio o puntos de infección) puede parecer un
efecto menor –y quizás lo sea si hablamos de enfermedades de la parte aérea–,
pero es fundamental en enfermedades de suelo; de hecho, cuando se hace
agricultura ecológica –y se hace bien– los problemas con hongos de suelo son
raros, pues el aporte de materia orgánica y la ausencia de química en el suelo
promueven la aparición de altas poblaciones de microorganismos saprófitos que frenan
las poblaciones de patógenos, bien porque agotan los recursos, bien porque producen
metabolitos que promueven la fungistasis –que no es otra cosa que
la inhibición de la germinación de las estructuras de resistencia de los
fitopatógenos–. Algunos también pueden actuar como elicitores, promoviendo la inducción
de resistencias en la planta huésped, efecto que se ha comprobado
para algunas rizobacterias y especies de
Trichoderma. Muchos antagonistan combinan varios de estos mecanismos simultáneamente.
Pero
–como pasa con los insectos– una cosa es que exista el control biológico
natural y otra muy distinta lograr en la práctica controlar las enfermedades de
un cultivo con estas técnicas… Para empezar, del mismo modo que no todos los
ácaros o chinches depredadores son igual de hábiles para controlar una plaga,
no todos los agentes son igual de eficaces contra un patógeno en concreto.
Además hay que contar con las diferencias intraespecíficas, pues dos cepas de
una misma especie pueden mostrar grandísimas diferencias de eficacia a la hora
de controlar la misma enfermedad. No tener en cuenta la cepa puede generar
grandes expectativas que acaban en enormes chascos; por ejemplo, una
determinada cepa de Bacillus subtilis puede
mostrar eficacia contra Botrytis cinerea
y ser casi inocua para los oídios, mientras que otra cepa del mismo B. subtilis puede ser eficacísima para
cenizas y hacer poca cosa contra podredumbres. Así son las cosas con la
biología: cuanto más pequeño es el bicho, mas complicado… Otro asunto es la
integración de los agentes de control biológico en programas de Control
Integrado –es decir, su utilización conjunta o alterna con fungicidas químicos
o extractos–; a fin de cuentas los agentes
son hongos o bacterias, y son afectados por determinadas materias activas. En
definitiva, cada formulado comercial
a base de agentes de control biológico de
hongos ha de ser estudiado por separado, analizando su espectro de acción y
su compatibilidad con fungicidas, lo que resulta una tarea titánica que
ralentiza y dificulta su integración en los programas de protección de
cultivos. Por si fuera poco, la
legislación europea equipara microorganismos y materias activas, así que los
productos fungicidas a base de agentes de control biológico han de incluirse en
el mismo registro que los fungicidas tradicionales; antes de poner un
fungicida biológico en el mercado, el fabricante ha de enfrentarse a un
costosísimo estudio y un tedioso proceso burocrático. Estas dificultades han
ralentizado enormemente el desarrollo de estos productos en España; algunos se
abren camino aprovechando los huecos legales que deja la legislación española
sobre OMDFs (calificando erróneamente al fungicida biológico como
fitofortificante)[4], pero
unos pocos llegan al Registro de Fitosanitarios del MAGRAMA –que es donde deben
de estar–. Sin poner en duda la efectividad del resto de productos –algunos de
los cuales incluso tienen Registro Europeo y están incluidos en el Anexo I– y
deseando e implorando que se agilice y abarate el proceso de registro, centraré
el resto del post en los agentes biológicos en los que se basan los productos
registrados en España como fitosanitarios. Lo siento si molesto a alguien, pero
por algún sitio hay que cortar…
Sin
duda los antagonistas más conocidos entre los plásticos de Almería son los
hongos del género Trichoderma, que pasaron
de estar muy de moda hace unos años a ser tachados de inútiles en los corrillos
del campo. Trichoderma es un
ascomiceto que vive en el suelo y actúa como parásito externo; como podéis ver
en la cuarta imagen, rodea con sus hifas las hifas de otros hongos, desarrolla
apresorios con los que degrada enzimáticamente la pared celular de su presa y
absorbe el interior por los agujeros –vamos, un auténtico vampiro–. Pero su
fama como agente de control biológico se debe a que reúne otras características;
como podéis ver en esta
revisión sobre el género, las cepas utilizadas en control biológico combinan
la agresividad del depredador con una alta capacidad reproductiva, resistencia
a condiciones adversas, eficacia aprovechando los nutrientes, acidifican el pH
de la rizosfera, pueden promover fungiestasis, producir antibiosis e inducir
resistencias en la planta; y además comen casi de todo ¡Unas máquinas! Entonces…
¿Por qué no han triunfado en Almería? En mi opinión la razón fundamental es la
escasez de materia orgánica en los suelos de nuestros invernaderos; la
actividad de Trichoderma depende
mucho de la fracción orgánica del suelo, tanto es así que el fabricante de uno
de los productos más utilizados (TUSAL de Certis) recomienda
en su web hacer enmiendas si el suelo tiene menos de un 1% de materia orgánica
antes de aplicar su Trichoderma… Y no
vale con echar unos ácidos húmicos; vamos, que hay que estercolar si queremos
que funcionen. Si se quiere hacer control biológico el suelo tiene que estar
vivo; es lo que hay.
Otro
agente de control biológico del que se hablado mucho es Ampelomyces quisqualis. Se trata de otro ascomiceto, esta vez de
costumbres aéreas, endoparásito y especifico de oídios. Cuando sus esporas
alcanzan los micelios de las cenizas, germinan, penetran en el interior de las
hifas y desarrollan el fino micelio que podéis ver teñido de azul en la quinta
imagen. Cuando el parásito ha colonizado el micelio de su presa, desarrolla picnidios
internos en los conidióforos del oídio –que generan nuevas esporas– y al llegar
el invierno le sirven de estructura de resistencia. A simple vista, cuando una
mancha de ceniza está parasitada por Ampelomyces
adquiere un tono marrón en su parte central (aquí
podéis ver una foto) Apenas he trabajado con este hongo, pero algunos
compañeros en los que confió plenamente me dicen que es bastante eficaz si se
sigue una estrategia preventiva, se realiza una buena aplicación y se prepara
el producto siguiendo las recomendaciones del fabricante. Pero el mayor
problema de Ampelomyces quisqualis son
las mezclas, es decir, su integración con otros fungicidas; y no solo le afectan
en el tanque de mezclas, sino también en el cultivo. Como en el caso de los
insectos auxiliares, las materias activas que se apliquen una vez instalado Ampelomyces en el cultivo también pueden
matarle… Me consta que el fabricante del producto (AQ10. Agrichem Bio) ha
realizado muchos ensayos sobre este tema y que suministra a los técnicos de sus
distribuidores mucha información al respecto; así que a preguntar tocan.
Pero si
hay un agente de control biológico del que se habla ahora mismo en Almería es
del Bacillus subtilis cepa QST 713, es decir, del SERENADE MAX; a
fin de cuentas que toda una multinacional como Bayer se lance con un fungicida
biológico no pasa todos los días. Con el nombre de Bacillus subtilis se conoce a un grupo de bacterias con características
muy similares, que incluye varias especies y multitud de cepas con múltiples
aplicaciones. La cepa QST 713 se conoce desde hace décadas y se utiliza como
fungicida por su habilidad para fabricar grandes cantidades de compuestos
antibióticos –algunos de ellos con actividad bactericida– además sintetiza
inductores de defensas y promotores del crecimiento vegetal; así que combina
mecanismos de antibiosis y de inducción de defensas. El lanzamiento comercial
del SERENADE –contra Botrytis en
berenjena, pimiento y tomate y contra Pseudomonas
en tomate– ha generado grandes expectativas; no en vano salimos de un invierno complicadísimo
con esas dos enfermedades. Los primeros comentarios hablan de eficacias muy
decentes y una compatibilidad más que aceptable con fungicidas químicos. El
invierno que viene veremos qué tal se porta…
Como
podéis ver no hay aún demasiadas herramientas biológicas de control de hongos
fitopatógenos en el mercado, pero es cierto que la investigación avanza a
marchas forzadas; las grandes multinaciones de la protección de cultivos han
puesto sus ojos en este negocio, y ya se sabe lo que pasa cuando entran en el
juego las grandes corporaciones. Bayer, Syngenta y Monsanto ya han comprado
empresas dedicadas en exclusiva a este negocio de los fitosanitarios
microbiológicos y están moviendo ficha. Tengo una pequeña apuesta con un compañero
técnico a cuenta de cuánto tardaremos en hacer control biológico de hongos bajo
los plásticos de Almería; yo digo que más de quince años y él que menos de diez.
Veremos quién acaba pagando la cena…
[1] Por ejemplo, a la hora de controlar el mildiu
del pepino procuramos no plantar demasiado espeso (actuamos sobre el huésped),
ventilar el invernadero (actuamos sobre el ambiente) y tratar con fungicidas
preventivos (actuamos sobre el fitopatógeno) de forma periódica (actuamos sobre
el tiempo)
[2] El único caso conocido de hipovirulencia es el de Cryphonectria parasitica, un ascomiceto
que causa el chancro
del castaño, considerado una de las peores plagas de este cultivo. En el
siglo XIX esta enfermedad era considerada en Norteamérica como un problema menor,
pues las infecciones raramente acababan con la muerte del árbol. Sin embargo a
principios del siglo XX se introdujo accidentalmente una cepa del hongo –originaria
de Japón– que se mostró especialmente virulenta con los castaños americanos,
hasta el punto que para 1940 amenazaba con acabar con todos los castañares de
Estados Unidos. Las investigaciones demostraron que el origen del problema estaba
en que la cepa japonesa no era compatible para la reproducción sexual con las
cepas americanas de Cryphonectria
parasitica, de forma que –al no poderse infectar con los hipovirus que
portaban estas– su virulencia no se reducía. Actualmente la investigación para
controlar esta enfermedad se basa en estos hipovirus, y ya se han obtenido
éxitos importantes en algunas zonas.
[3] Desde luego, la taxonomía
de las bacterias es una pesadilla donde solo los expertos medio se aclaran… El
caso es que en el 2005 científicos granadinos presentaban Bacillus velezensis como una nueva especie (ver aquí), pero desde
Taiwan otro equipo de bacteriólogos les replicó en el 2007 con este artículo
(ver aquí) donde
consideraban a la bacteria malagueña como perteneciente a la especie B. amyloliquefaciens; esta última opinión ha hecho
fortuna entre la comunidad científica, que ahora considera ambos nombres como sinónimos.
Sin embargo muchísimos medios de comunicación españoles siguen hablando de B. velezensis como una especie diferente,
ya que se publicitó ampliamente desde medios oficiales como un gran logro de la
investigación andaluza. Eso sí, que quede claro que el hecho de que no se
considere una nueva especie no desmerece el mérito del equipo de la Universidad
de Granada; su trabajo tenía nivel para publicarse en la International Journal Of Systematic And
Evolutionary Microbiology –la revista de referencia en lo que a taxonomía
bacteriana se refiere–, y eso no es algo que pueda decir cualquiera…
[4] Que son las siglas de “Otros Medios de Defensa
Fitosanitaria”. Bajo este concepto se engloban todos los medios de control de
plagas y enfermedades que no pueden incluirse en la definición oficial de
Producto Fitosanitario, que establece la Ley 43/2002 de
sanidad vegetal. Entre ellos tenemos las rizobacterias y micorrizas, las
trampas de captura, los semioquímicos alimenticios y feromonas, y los famosos
fitofortificantes. Según la propia AEFA (Asociación
Española de Fabricantes de Agronutrientes) los fitofortificantes –y cito
textualmente– “son productos que pueden
favorecer que los cultivos desarrollen vigor o tolerancia frente a patógenos o
a condiciones ambientales adversas”. Sinceramente, no veo como un
micoparásito o un microorganismo que causa antibiosis pueden encajar en esa
definición…
En pimiento, para la campaña próxima se podrían incluir algunos de éstos productos biológicos?, serian eficaces?, habría que tomar algunas medidas en cuanto a la aplicación añadida de otros productos al cultivo?. Me invade la curiosidad por saber de un sistema de control en el que se pudiera prescindir de los productos químicos.
ResponderEliminarYo desde luego voy a tratar de incluir el Bacillus subtilis (SERENADE MAX)... Primero porque habrá que probarlo y segundo porque, la verdad, peor de lo que ha ido este año el control de Botrytis no creo que vaya incluyendo este fungicida biológico. Además parece que la compatibilidad con otros fungicidas no es mala... A ver que tal sale.
EliminarEn cuanto a las Trichodermas me gustaría utilizarlas más. Las pruebas que en su día hice y seguí con TUSAL y con TRIANUM fueron bastante bien, pero todo depende del nivel de materia orgánica que tenga el suelo. Si no hay un buen nivel (yo diría que bastante más del 1% que recomienda Certis) me parece que es mejor ni intentarlo.
En cuanto a Ampelomyces quisqualis (AQ10) he intentado probarlo alguna vez, pero la poca compatibilidad me echa para atrás. Sé que es efectivo, pero no he encontrado ningún agricultor dispuesto a renunciar al uso periódico de otros fungicidas químicos, sobre todo antibotritis (Ampelomyces no se lleva precisamente bien con el switch y el teldor) y strobilurinas.
Pero si el SERENADE MAX funciona bien y ES COMPATIBLE CON AQ10 el asunto podría cambiar radicalmente en pimiento. Si se cumplieran estas dos condiciones tendríamos dos fungicidas biológicos contra los dos principales problemas fúngicos de este cultivo (ceniza y botrytis), así que podríamos plantearnos basar el control de hongos en fungicidas biológicos y reservar las nuevas materias activas contra oídio y botritis (cuyo registro se espera en breve) para situaciones de urgencia... Veremos; pero personalmente creo que aún queda mucha tela que cortar.
En el resto de los cultivos que trabajo mientras no dispongamos de un antimildiu biológico con la suficiente eficacia la verdad es que yo ni me lo planteo.
Entomofilico,has probado o escuchado de los productos de biodurcal,ha base de plantas para milidiu y demas?,yo probe uno que olia a cebolla y ajo que hechaba para atras y fue "bien"
EliminarNo conozco los productos de Biodurcal, así que poco puedo decir sobre su eficacia y la compatibilidad con agentes de control biológico de hongos, que por otra parte no tienen porque ser malas.
EliminarPero aprovecho tu pregunta para aclarar algunas cosas, porque la verdad es que hay bastante confusión con estos productos que generalmente llamamos "ecológicos". En este "cajón de sastre" hay productos de tres tipos:
.- FITOFORTIFICANTES. Son SUSTANCIAS QUIMICAS que aumentan la fortaleza de la planta (de ahí su nombre) haciéndola más resistente a plagas, patógenos o condiciones ambientales adversas. Pueden ser simplemente productos NUTRICIONALES (una planta bien nutrida es más resistente) o bien INDUCTORES DE DEFENSAS, que son SUSTANCIAS QUIMICAS -normalmente de origen natural- que activan las propias defensas de la planta. No deberían de matar directamente ni a plagas o insectos auxiliares, ni a patógenos o agentes de control biológico, aunque en la practica muchos lo hagan. Eso pasa sencillamente porque no son fitofortificantes, sino fitosanitarios enmascarados (el registro como fitofortificante es mucho más fácil y económico)
.- FITOSANITARIOS A BASE DE EXTRACTOS VEGETALES. Son SUSTANCIAS QUIMICAS DE ORIGEN VEGETAL generalmente obtenidas por procesos físicos relativamente sencillos (destilación, maceración,...) a partir de determinadas plantas. Todas las plantas fabrican cantidad de sustancias para defenderse de plagas y patógenos, y al concentrarlas el producto resultante es tóxico, es decir LOS EXTRACTOS VEGETALES MATAN A PLAGAS Y PATOGENOS. Algunas de estas sustancias son extremadamente tóxicas (otras no lo son tanto), pero se degradan muy rápido y no dejan residuos detectables. Según he visto en su página web este es la principal línea de negocio de Biodurcal.
.- PESTICIDAS BIOLOGICOS. Son pesticidas a base de MICROORGANISMOS VIVOS, como los productos que he comentado en el post. Son seres vivos que colonizan la planta y que compiten, destruyen o se alimentan de plagas y patógenos. Como todo ser vivo puede morir si tratamos con fitosanitarios químicos, ya sea química de síntesis (un pesticida tradicional) o química natural (un pesticida a base de extracto vegetal)
O sea, que para saber si el extracto vegetal antimildiu de Biodurcal (o cualquier otro) es compatible con el AQ10 habría que hacer una prueba y ver si lo mata, exactamente igual que habría que hacerla con el Acrobat o el Volare. El hecho de que un producto químico sea de origen natural, no significa necesariamente que sea inocuo y pueda mezclarse con un pesticida biológico.
Entomofílico, a la vista del post tan completo que has realizado y a la vista de los comentarios que irán surgiendo a raíz de los mismos, me atrevería a aventurarme para entrar en esa apuesta estando del lado del que apunta que en menos de diez años (muchos menos) el control de muchas de estas enfermedades será tema de los productos biológicos (y que habrá muchos más a corto plazo, 3-4 años), o por lo menos tendrán mayor representatividad que los químicos. La prueba está en que productos tan antiguos como los formulados a base de bacillus subtilis, bacillus amyloliquefaciens, etc, etc.. han estado en el mercado muchos y muchos años y no se les miraba a la cara, y ahora de buenas a primeras ya están siendo comercializados con vistas a introducirse de lleno.Eso sí, detrás existen multinacionales que "le ayudan" un poquito.
ResponderEliminarEl problema de las compatibilidades de estos productos biológicos con los fungicidas actuales siempre existirá, pero también puede que este inconveniente vaya disminuyendo conforme se restrinja el uso de algunas materias activas que ahora resultan ser incompatibles. Hay que estudiar a fondo un nuevo producto antes de "soltarlo" al campo. Hay que exigirles más y mejores estudios de compatibilidades, bien contrastados, y así será mejor su manejo. El caso es que no esta tarea fácil llevar a cabo introducir este nuevo tipo de productos, pero sí es cierto que al final son buenas herramientas.
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
EliminarPersonalmente creo que el estudio de compatibilidad no se hacia por parte de las grandes corporaciones porque a fin de cuentas, el control biológico era la competencia. Pero ahora que son las multinacionales las que tiran del carro y que los agentes de control biológico están en su cartera de negocio, no cabe duda de que esos estudios de compatibilidad se harán. Y se harán bien y con todo lujo de detalles.
EliminarMi duda sobre el plazo no es porque dude de la tecnología, sino porque creo que la burocracia europea y -sobre todo- la monumental burocracia española ralentizarán los procesos de registro. Además, pienso que a nivel mundial la biotecnología -léase transgenia- tiene mucho que decir en el desarrollo de los agentes de control biológico del futuro (¿Te resistirías tú, dominando completamente la tecnología, a la "tentación" de "diseñar" un Ampelomyces resistente a las strobilurinas?, jejeje); y eso en Europa es mentar al demonio. Ojalá me equivoque, pero creo que Europa cada vez es un mercado menos interesante para las grandes corporaciones que dominan los insumos de la producción agrícola mundial.
Claro que todo esto es "agricultura-ficción", así que por ahora prefiero ir paso a paso y esperar acontecimientos.
...no des ideas... claro que no me resistiría!!!
ResponderEliminarComo colaborador de una multinacional del ramo, os voy a decir que ya existen, eso si en laboratorio, manipulación genética a algunos microorganismos de los que habéis nombrado, haciéndolos totalmente resistentes a los químicos. La verdad que aun viéndolo desde dentro asusta un poco, pero el futuro va por ahí, y efectivamente no pasaran mas de 5 años. Son varias las multinacionales que tienen todo un arsenal preparado, os vais a sorprender todos. Un saludo y buen blog.
ResponderEliminarCompañero, para mi la sorpresa sería que las cepas transgénicas se registrasen en Europa sin problemas. También me sorprendería que los supermercados no pusieran trabas a su utilización. Y me sorprendería todavía más que algún laboratorio "avispado" que yo me sé no desarrollará una técnica molecular para identificar restos de transgenes en nuestros frutos y poder "liarla" cuando más le convenga para "hacer caja" (como hacen con amonios y percloratos)
EliminarUna cosa es la agricultura mundial y otra la europea. La biotecnología avanza a un ritmo endiablado en el mundo, pero en Europa se ha criminalizado y existe una gran presión social en contra de todo lo que suene a transgénico... Sobre todo en Alemania, que ya sabemos que son los que de verdad mandan.
Mis dudas surgen de ahí, y solo de ahí. Sé que la tecnología está a punto y en cuanto llegue a los invernaderos almerienses será muy bien recibida por mi parte.
Pero entomofilico no te das cuenta que el anónimo de las 23.21 es un troll????
ResponderEliminarNo creo que lo sea...
EliminarY si lo es no ha dicho ninguna tontería, te lo aseguro. Hay muchas investigaciones con cepas de Trichoderma transgénicas resistentes a estrobilurinas y muchas investigaciones para incorporar genes de antagonistas a plantas transgénicas y conferirles resistencias a hongos. Incluso hay algunas investigaciones donde tratan de incorporar genes de un antagonista a otro... Busca en internet y encontrarás bastantes artículos científicos sobre el asunto.
.
ResponderEliminarEntomofilico;
E em relação aos Glomus ...
Não vais dizer nada sobre isso?
Vitor Monteiro.
.
Los Glomus son muy interesantes y desde luego se merecen un post (y quizás algun día lo haga); pero no son agentes de control biológico, son micorrizas.
EliminarTienen algún efecto sobre patógenos de suelo de forma indirecta por competencia por el sitio, pues colonizan los pelos radiculares, que es por donde suelen infectar los patógenos de suelo. Como mucho pueden considerarse antagonistas, y ya he dicho en el post que por algún sitio había que cortar...
Muy buenos post sobre hongos, Entomofilico.
ResponderEliminarLleguen cuando lleguen las nuevas herramientas, estas consiguiendo que muchos, tanto productores como técnicos, aprendamos a enfrentarnos al enemigo.
y no dar tanta "guena sulfatá".
Saludos.
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ResponderEliminarEntomofilico;
Em relação aos grupos de fungicidas de que falaste num post anterior ...
Estes pesticidas/fungicidas biológicos ( microorganismos vivos ) incluem-se em algum ou alguns desses grupos?
Vitor Monteiro.
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Los micoparasitos no, pues su efecto es puramente biológico y sería absurdo. Sería como si el IRAC intentara clasificar a un Orius por su punto de acción insecticida...
EliminarSin embargo algunos que funcionan por antibiosis si han sido ya clasificados. Los lipopéptidos que sintetiza Bacillus subtillis causan la disrupción de las membranas celulares, y con este punto de acción se ha clasificado por el FRAC en el subgrupo F6. Por tanto, la primera "materia activa" de ese grupo es el Bacillus subtilis cepa QST 713.
Hola
ResponderEliminarFelicidades por la excelente entrada del blog. Resueltas varias dudas y creadas varias nuevas :O.
Le quería preguntar por la compatibilidad del uso de Trichodermas y Bacillus en una misma cepa. Qué sucedería?
Gracias y saludos
En principio no debería de suceder gran cosa... Trychodermas es un hongo parasito de otros hongos y Bacillus una bacteria, ni compiten ni ocupan el mismo nicho ecológico; pero vete tu a saber.
EliminarPor los cambios climaticos y fisicos de la tierra enfrentamos los desafíos de la nueva agricultura, los control de hongos
ResponderEliminarSomos una empresa dedicada a la búsqueda de soluciones creativas e innovadoras.