El dobletecho ladrillero

El aire húmedo no es otra cosa que agua dispersa en el aire; es un fenómeno que, por diferente que pueda parecer, funciona igual que el azúcar que disolvemos en nuestro café de las mañanas. Y al igual que cuanto más caliente está nuestro café más azúcar admite sin hacer poso; cuanto más caliente este el aire más agua admitirá sin que se forme niebla ni rocío… Pero lo mismo que aparece el poso de azúcar cuando una llamada inoportuna hace que se nos enfríe el café, la niebla y el rocío aparecerán en cuanto se enfrié el aire húmedo.

Como explica la primera imagen, durante el día la cámara inferior (bajo nuestro doble techo) se calienta y la transpiración de las plantas humedece este aire caliente. Cuanto más caliente (y húmedo) está el aire menos pesa, así que el calor y la humedad se acumulan bajo la raspa del dobletecho, justo donde están las hojas más altas de nuestro pepino. Al caer la tarde el aire comienza a enfriarse y (igual que el azúcar del café) aparece niebla debajo del dobletecho (que sólo son gotitas de agua flotando en el aire). Durante la noche el aire se va enfriando cada vez más y, a primera hora de la mañana, las hojas superiores del cultivo amanecen completamente mojadas. Si esto se repite durante muchos días, lo más seguro es que al final tengamos un buen ataque de mildiu en la parte alta del cultivo, por mucho que levantemos la pistola de sulfatar.

Este es uno de los principales problemas de colocar un dobletecho hermético, que se agrava en invernaderos muy anchos y cuando reducimos el volumen de la cámara inferior. Pero un gran técnico (y mejor amigo) ha dado con una solución económica y eficaz. Yo la llamo “el dobletecho ladrillero”.

Como se ve en la segunda foto, consiste en colocar un dobletecho “de norte a sur” punteado en los amagados en un solo alambre (para que sea hermético) En las raspas se puntea en dos alambres; pero, en vez de colocar un alambre a cada lado del palo, se colocan los dos alambres por el mismo lado. El alambre que se ha cambiado de lado se puntea a los palos y queda fijo, mientras que el otro se deja suelto (punteándolo sólo en los extremos) y se ata con alambres a las correas de las ventanas abatibles. De esta manera, como se ve en la tercera foto, al abrir las ventanas del invernadero las correas tiran del alambre suelto y abren las raspas del dobletecho, dejando salir el aire demasiado caliente y el exceso de humedad durante el día. Para que se cierre el dobletecho al mismo tiempo que se cierran las ventanas se colocan como contrapesos ladrillos cada 8 metros, que tiran del alambre móvil y vuelven a cerrar el dobletecho, dejándolo hermético para que guarde el calor durante la noche. Lo dicho: una solución económica y eficaz de gestionar la humedad del cultivo con un dobletecho, que es hermético cuando debe serlo y abierto cuando hace falta que lo sea. Este año lo ha hecho en una pieza de 4 Ha y el resultado es excelente.

Sólo tiene dos pegas: 1) No sirve de nada abrir sólo parte de las capillas del dobletecho, así que hay que tener ventanas abatibles en todas las raspas para que funcione bien y 2) los días de viento o con lluvia no se abren ni las ventanas ni el dobletecho. ¡Qué le vamos a hacer! Nada es perfecto…